01 octubre ~ Fiesta

Historia de Santa Teresa de Lisieux

"Prefiero la monotonía de un oscuro sacrificio a todos los éxtasis. Coger un alfiler por amor puede convertir un alma".

Estas son las palabras de Teresa de Lisieux, una monja carmelita llamada la "Pequeña Flor", que vivió una vida enclaustrada de oscuridad en el convento de Lisieux, Francia. Y su preferencia por el sacrificio oculto convirtió almas. Pocos santos de Dios son más populares que esta joven monja. Su autobiografía, Historia de un alma, es leída y amada en todo el mundo. Thérèse Martin entró en el convento a los 15 años y murió en 1897, a los 24 años.

La vida en un convento carmelita es tranquila y consiste principalmente en la oración y el duro trabajo doméstico, pero Thérèse poseía esa perspicacia que redime el tiempo, por aburrido que sea. Ella veía en el sufrimiento silencioso un sufrimiento redentor, sufrimiento que era de hecho su apostolado. Thérèse dijo que vino al convento del Carmelo "para salvar almas y rezar por los sacerdotes". Y poco antes de morir, escribió: "Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra".


Teresa fue canonizada en 1925. El 19 de octubre de 1997, el Papa Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia, la tercera mujer en ser reconocida así a la luz de su santidad y de la influencia de su doctrina en la espiritualidad de la Iglesia.

Sus padres, Louis y Zélie, fueron beatificados en 2008 y canonizados en 2015.

Santa Teresa es la patrona de los catequistas, floristas, misioneros, pilotos y sacerdotes.