"Recibimos una carta del inversor retirando la intención de realizar la inversión", afirmó Pedro Folgado, en declaraciones a la agencia de noticias Lusa.

Según el alcalde, el proyecto fue presentado al ayuntamiento a principios de este año y "está listo para ser ejecutado", cumpliendo las condiciones para obtener la licencia.

El ayuntamiento del distrito de Lisboa está analizando con sus abogados las implicaciones de la decisión del promotor y ha vuelto a ponerse en contacto con "potenciales inversores que han mostrado interés" en el proyecto.

En febrero de 2020, la antigua fábrica textil Chemina, abandonada durante 24 años, fue vendida en subasta pública por este ayuntamiento por 1,1 millones de euros a la empresa Sunshine Life - Investimento Imobiliário Unipessoal Lda, propiedad de un promotor asiático, que fue el único postor.

En un comunicado de prensa, ahora publicado, el concejal del PSD Nuno Miguel Henriques criticó la postura de la mayoría socialista en todo este proceso. También advirtió de que, tal y como se encuentra el edificio, constituye un "peligro público", dadas las "décadas de deterioro" a las que ha estado sometido, y podría ser un "lugar privilegiado para viviendas o servicios" capaces de "revitalizar la zona urbana que sufre un estancamiento".

El alcalde aclaró que "el edificio es estable", pero, como en el pasado, mantiene "la preocupación por el riesgo" que presenta al llevar 24 años desocupado "hasta que se rehabilite totalmente".

Pedro Folgado dijo que quería rehabilitar el edificio porque, en su estado actual, "devalúa el centro de la ciudad", y porque estaban previstas obras de renovación del espacio público circundante.

Según lo definido en la subasta pública, el promotor debía transformar la antigua fábrica en una unidad hotelera para tratamientos de spa.

La autoridad local abogaba por la construcción de una unidad hotelera en la antigua fábrica para paliar la falta de instalaciones turísticas en el municipio e impulsar la economía local.

El proyecto incluía un apartahotel de 50 a 80 habitaciones, un spa, un auditorio, que se cedería al municipio durante 20 horas al mes, y el mantenimiento del diseño arquitectónico de la fachada del edificio histórico.

El promotor disponía de un plazo de tres años y medio [desde la subasta pública] para iniciar las obras, transcurrido el cual se le aplicarían penalizaciones de 50.000 euros anuales, explicó entonces la autoridad local.

Si el proyecto no avanza en cinco años, el ayuntamiento tiene derecho a solicitar la recuperación del edificio.

En septiembre de 2020, debido a los efectos de la pandemia de Covid-19, la Asamblea Municipal aprobó una prórroga de seis meses del plazo.

La fábrica de Chemina abrió sus puertas en 1890 y dio empleo a doscientos trabajadores a lo largo de los años.

Cerró hacia 1994, tras un turbulento proceso de quiebra, y el edificio fue adquirido por el ayuntamiento, que lo destinó a centro cultural, escuela y hotel, pero ninguno de los proyectos llegó a materializarse. En 2000, fue objeto de un incendio que lo dejó en un estado ruinoso.

El edificio, que forma parte del tejido urbano de la ciudad, consta de tres plantas, tiene otro anexo donde se encontraban la antigua caldera y la máquina de vapor, y tiene una fachada que alcanza los 16 metros de altura y 110 metros de ancho.