Según Pedro Emanuel Paiva, desde enero la Defensoría Municipal de los Animales de Lisboa ha recibido "un total de 155 quejas sobre el uso de animales en la mendicidad", a través de denuncias por correo electrónico o del "botón de ayuda a los animales" de la página web de la institución.

"Estas denuncias se refieren esencialmente a zonas específicas de la ciudad de Lisboa, más concretamente en las zonas de Baixa-Chiado, Rua Augusta y Terreiro do Paço, en Restauradores y Avenida da Liberdade", ha señalado.

"Se ha verificado que el uso y la explotación de animales en la mendicidad se ha convertido en una plaga en la ciudad de Lisboa, con una clara violación del estatuto jurídico de los animales", previsto en la ley 08/2017, que define a los animales como seres vivos dotados de sensibilidad y valores relativos a la promoción y protección de los animales", destacó Pedro Paiva.

En este sentido, el defensor del pueblo consideró que la propuesta de reglamento presentada a la Cámara de Lisboa "se esfuerza no sólo por la defensa del bienestar de los animales, sino que abarca igualmente el componente de protección civil y acción social, lo que la hace más amplia y completa".

El maltrato de animales a través de la mendicidad, un fenómeno "creciente en la ciudad" y "una plaga en determinadas zonas", requiere "una intervención especial y musculosa en materia de defensa y bienestar animal por parte del ayuntamiento", defendió.

Situación distinta es la de las personas sin hogar, de las que el proveedor admitió que "la gran mayoría tiene un animal de compañía y no lo ven incluido en la respuesta que se les presenta, por lo que muchas veces lo rechazan".

"La respuesta que se suele dar a las personas sin hogar es la entrega de sus animales a la perrera municipal para que puedan acceder a una determinada respuesta social", lo que justifica que muchas personas rechacen este apoyo o lo acepten sólo en "situaciones limitadas".

El proveedor justificó así que la normativa pretende ser "una herramienta útil y eficaz", tanto al prohibir el uso de animales en la mendicidad, concretamente perros y conejos, "con el mero fin de obtener limosna", como al recomendar que las personas sin refugio puedan tener hasta "dos animales".

El número máximo, explicó, deriva de lo permitido en la legislación general para un hogar, en una vivienda urbana, de "un máximo de tres perros".

"Es lamentable que Lisboa, la capital del país, aún no cuente de forma efectiva con una normativa de bienestar animal, que es una de las medidas en las que el PAN ha insistido a lo largo de sus mandatos", dijo, por su parte, António Morgado Valente, elegido por Gente-Animales-Naturaleza.