A medida que Europa se orienta hacia un futuro más ecológico y energéticamente eficiente, Alemania marca el ritmo de la construcción con un cambio decisivo: de la construcción nueva a la modernización sostenible de edificios. Según un reciente estudio de mercado de Heinze Marktforschung, casi dos tercios de toda la actividad de construcción en Alemania se dedican ahora a la rehabilitación y la mejora de la eficiencia energética, en lugar de a la construcción de nuevos edificios. ¿Los principales impulsores? Aislamiento, ventanas, sistemas fotovoltaicos y modernas tecnologías de calefacción.

Este cambio no es sólo una tendencia local. Es un atisbo del futuro del sector inmobiliario y de la construcción en toda Europa, y Portugal debería tomar nota. El mercado portugués, que cuenta con un gran número de edificios anticuados e ineficientes desde el punto de vista energético, tiene una necesidad acuciante y una oportunidad única de seguir el ejemplo.

Este mensaje resonó con fuerza en el Salón Inmobiliario Portugués, celebrado esta semana en Lisboa, donde numerosos debates se centraron en la necesidad de pasar de construir edificios nuevos a modernizar los antiguos. El consenso era claro: modernizar los edificios existentes no es sólo un imperativo de sostenibilidad, sino una necesidad del mercado.

El tejido urbano de Portugal, especialmente en ciudades como Lisboa y Oporto, está repleto de edificios bellos pero anticuados. Aunque estos inmuebles tienen valor cultural e histórico, a menudo adolecen de un aislamiento deficiente, sistemas de calefacción anticuados y un consumo energético ineficiente. A diferencia de Alemania, donde los datos a gran escala están sirviendo de base para inversiones precisas en productos sostenibles, Portugal aún está dando los primeros pasos en la creación de un enfoque estructurado y basado en datos para la rehabilitación energéticamente eficiente.

Las lecciones del mercado alemán son fundamentales. Solo en 2023, se invertirán aproximadamente 11 000 millones de euros en aislamiento térmico, y el sector residencial representará el 67 % de ese total. Estas cifras ponen de manifiesto un profundo cambio en las prioridades del mercado, en el que la mayor parte de la inversión ya no se destina a la expansión, sino a la transformación.

Para Portugal, la oportunidad económica es inmensa. Los promotores, fabricantes de productos y proveedores de servicios que cambien su estrategia hacia la renovación sostenible obtendrán probablemente una ventaja competitiva en los próximos años. La demanda ya está aquí, desde los propietarios de viviendas que buscan facturas energéticas más bajas hasta los municipios que se alinean con las directivas energéticas de la UE y los objetivos ESG.

Además, este cambio más amplio favorece la resistencia del sector a largo plazo. Las nuevas construcciones se ven cada vez más limitadas por la escasez de suelo, el aumento de los costes y los complejos procesos de obtención de permisos. Por el contrario, la rehabilitación libera el valor de las estructuras existentes y promueve un enfoque económico circular de la construcción y la reducción de residuos, emisiones y consumo de recursos.

Pero aprovechar esta tendencia requiere algo más que buenas intenciones. Como se observa en el estudio alemán, el éxito depende del acceso a datos precisos, una comprensión clara de los tipos de edificios regionales y la innovación de productos específicos en al menos veinte categorías, desde fachadas hasta sistemas de calefacción inteligentes.

Portugal se encuentra en un momento crítico. Si adopta la modernización como el futuro del sector inmobiliario, el país puede impulsar la sostenibilidad, preservar el patrimonio arquitectónico e iniciar una nueva era de crecimiento en el sector de la construcción.

En resumen, lo más importante en el sector inmobiliario portugués no es un horizonte de nuevas torres, sino la reinvención de lo que ya existe. El futuro no consiste en construir más, sino en construir mejor.


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Paulo Lopes is a multi-talent Portuguese citizen who made his Master of Economics in Switzerland and studied law at Lusófona in Lisbon - CEO of Casaiberia in Lisbon and Algarve.

Paulo Lopes