El ministro de Economía aclaró que la idea de implantar un impuesto sobre los beneficios excepcionales de las empresas, incluidas las del sector energético, es una "solución de último recurso" que el Gobierno puede aplicar si lo considera necesario.
"Por ahora, no existe ese impuesto. Estamos estudiando todas las opciones", dijo António Costa Silva. "Si se identifican situaciones muy concretas, en las que las empresas tienen beneficios normales de su actividad que resultan de una buena capacidad de gestión, de inversiones productivas y de beneficios intensivos en sí mismos, las respetaremos", añadió.
Sin embargo, también advirtió: "Si en la coyuntura, una empresa que está obteniendo un 20% de beneficios y de repente pasa al 80%, podemos hablar con esas empresas para que participen en el esfuerzo de ayudar a la economía en una situación difícil". Y entonces sí, se puede aplicar el impuesto a las ganancias inesperadas. "No hay nada dramático, nada nuevo", dijo el ministro, señalando que esta medida ya se aplica en varios países, como Estados Unidos, España e Italia.
"Si hay lugar para beneficios inesperados y aleatorios, estaremos atentos, porque el Estado no tiene recursos infinitos ni podrá ayudar a todos los sectores", señaló António Costa Silva, subrayando que "vivimos tiempos excepcionales y a veces es necesario tomar medidas excepcionales".