"El felino más raro y esquivo de Portugal", escribe el fotógrafo, mencionando también que "este es el único registro" del que tiene conocimiento "de este animal en territorio portugués sin ser de una 'cámara trampa' o [también conocida como] una fotografía trampa".

Carlos Pontes también informa de que ya había fotografiado a uno de ellos "hace unos diez años, un ejemplar de noche", lo que demuestra la dificultad de obtener una foto.


"Pensaba que este año había tenido una suerte increíble con dos avistamientos durante el día, uno de los cuales me permitió ver al animal durante unos segundos. Hasta que un día, la especie que nunca pensé que se dejaría ver me dio un placer indescriptible al poder fotografiarla".

Se calcula que en Portugal existen menos de 100 de estos felinos salvajes.