La gripe es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima entre tres y cinco millones los casos anuales de enfermedad grave, con especial incidencia en las personas más vulnerables, como ancianos, niños menores de cinco años, embarazadas y enfermos crónicos. La gripe puede provocar graves complicaciones de salud, con hospitalizaciones.

La vacunación anual se considera la medida más eficaz para prevenir la gripe y sus complicaciones. En este consenso, los profesionales sanitarios de diferentes especialidades también hacen referencia a las implicaciones que la infección por el virus de la gripe tiene en pacientes con diferentes comorbilidades, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) (las infecciones por virus respiratorios son la principal causa de exacerbaciones en esta enfermedad), las cardiopatías (provocan un mayor riesgo de infarto de miocardio) y la diabetes (los pacientes diabéticos tienen mayores tasas de hospitalización, ingreso en urgencias y muertes relacionadas con la gripe).

Por lo tanto, teniendo en cuenta todas las pruebas científicas recopiladas, las sociedades médicas presentan las siguientes recomendaciones y conclusiones:

  • La vacunación antigripal es la base del esfuerzo para reducir el impacto de la gripe y sus complicaciones, especialmente en grupos de alto riesgo como ancianos, niños pequeños, embarazadas y enfermos crónicos.
  • Las vacunas son seguras y eficaces. Para las personas mayores de 65 años, se recomienda una vacuna con una dosis más alta de virus inactivado.
  • Algunos estudios han demostrado que la vacunación contra la gripe reduce significativamente las hospitalizaciones y la mortalidad en pacientes inmunodeprimidos y en pacientes con enfermedades respiratorias, como EPOC, enfermedades cardiovasculares y diabetes. Estos grupos de alto riesgo deben vacunarse anualmente.
  • La vacunación de los profesionales sanitarios frente a la gripe es fundamental dada su mayor exposición al virus (riesgo de infección) y a los pacientes de alto riesgo (riesgo de transmisión). La vacunación de estos profesionales aporta múltiples beneficios, como el control de las infecciones en los entornos sanitarios, la reducción del absentismo, la disminución de la mortalidad y la promoción de la vacunación a través del ejemplo que supone.
  • El objetivo de la UE de una tasa de cobertura de vacunación del 75% para las personas mayores de 65 años se alcanzó en Portugal gracias a la vacunación gratuita y de fácil acceso, a las recomendaciones de los profesionales sanitarios, a la vigilancia epidemiológica y a la concienciación de la campaña nacional de vacunación.

  • Para aumentar las tasas de cobertura de vacunación son necesarias estrategias como una mayor alfabetización sanitaria y una mayor accesibilidad y gratuidad de las vacunas.


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