"Mientras las industrias portuguesas y europeas cumplen estrictamente las sanciones impuestas contra Rusia debido a la invasión de Ucrania, algunas empresas noruegas siguen comprando bacalao ruso, obteniendo elevados beneficios, inflando los precios en Europa y, en última instancia, financiando la economía rusa, que actualmente es una economía de guerra, posiblemente incluso pagando precios superiores a los que resultarían de una competencia leal en el mercado europeo", afirma AIB, en un comunicado enviado a las redacciones.

Una de las consecuencias de esta práctica de algunos industriales noruegos es la distorsión del mercado y la inflación artificial de los precios. "Las empresas que compran bacalao ruso se benefician de precios más competitivos y de un suministro más estable", mientras que "las industrias que cumplen las sanciones se enfrentan a la escasez de materias primas y a un aumento significativo de los costes, lo que genera una inflación artificial de los precios al consumidor final", explica el mismo comunicado.

La AIB también acusa a los industriales noruegos de competencia desleal, ya que las empresas portuguesas son tradicionalmente clientes importantes de Noruega, además de hablar de "ruptura de la confianza y de asociaciones sacudidas".

Ante esta situación, la asociación decidió no participar en el seminario El futuro del bacalao, promovido por el Consejo Noruego de Productos del Mar(NSC), previsto para el 5 de febrero en Lisboa. Además de pedir al Gobierno noruego que tome medidas para corregir esta distorsión del mercado. Ahora se pide a las autoridades europeas que intensifiquen la vigilancia y apliquen normas más estrictas sobre el bacalao procesado en Noruega, evitando que se convierta en un canal para eludir las sanciones impuestas a Rusia.

"Esta no ha sido una decisión tomada a la ligera y es una clara protesta contra la falta de ética y la competencia desleal practicada por algunos industriales noruegos, que están distorsionando el mercado europeo y comprometiendo el equilibrio del sector, repercutiendo también en los consumidores con una inflación artificial de los precios", explica Luísa Melo, presidenta del consejo de administración de la AIB.

La funcionaria destaca también "un profundo respeto por la relación histórica entre Portugal y Noruega y, precisamente por esta relación de respeto, no podemos dejar de alertar al Gobierno noruego, a los responsables europeos y a las industrias de bacalao en Noruega, solicitando medidas urgentes y advirtiendo que estas prácticas están, completamente, en el lado equivocado de la Historia".

"Queremos creer que la ausencia de sanciones específicas sobre el pescado ruso y la exención de derechos de aduana e impuestos fueron un descuido del Gobierno noruego, que puede y debe corregirse lo antes posible. Por todo ello, y hasta que esta situación sea revisada y corregida, consideramos institucionalmente imposible participar en los eventos e iniciativas del CNS, que, a pesar de su potencial, nos sitúan en lados opuestos, con intereses divergentes", concluye Luísa Melo.