"Respetamos la libertad de opinión. Algo diferente de la libertad de opinión es el extremismo revelado en las opiniones, las provocaciones entre personas que se manifiestan, los mensajes de odio o intolerancia, o la explotación política de estas libertades de expresión. Eso es otra cosa y hay que distinguirlo", afirmó el ministro de la Presidencia, António Leitão Amaro.
Leitão Amaro respondía así a una pregunta durante la sesión informativa del Consejo de Ministros sobre la protesta pacífica de decenas de inmigrantes que tuvo lugar en las instalaciones de la Agencia de Integración, Migración y Asilo(AIMA), en Oporto, y la intervención de la policía para desalojar a un hombre que se infiltró en la protesta con palabras contra la inmigración y se enfrentó a los manifestantes.
El ministro aseguró que el Gobierno escucha a quienes "expresan su preocupación porque el Estado tarda en responder a sus legítimas peticiones", pero también escucha las inquietudes de las personas que expresan su preocupación por la "falta de control en la política migratoria".
"Sólo podemos decir a las personas que están preocupadas por la falta de documentación que tienen derecho a tenerla porque cumplen la ley portuguesa y, simultáneamente, decir a las personas que están preocupadas por los controles de seguridad (...) que les escuchamos y que estamos reaccionando cuando tomamos medidas como éstas. De lo contrario, estamos cayendo en uno de los extremos, porque construimos muros o porque llevamos a las personas por un camino de indignidad", afirmó.
Leitão Amaro destacó que el Gobierno ya ha respondido a las 440.000 solicitudes de regularización que estaban pendientes, aunque casi la mitad de ellas no han sido aprobadas, afirmando que se trata de un cambio importante implementado por el actual ejecutivo porque "las personas que estaban indocumentadas ahora reciben una respuesta del Estado".
La ministra también afirmó que "se acabó el tiempo en el que hacíamos la vista gorda" a cuestiones como la falta de antecedentes penales y la recogida de datos biométricos de los inmigrantes, y añadió que hacer caso omiso de las normas era "injusto para los que vinieron con el esfuerzo de cumplir las leyes y para todos los portugueses que cumplen las leyes en su día a día".
"Tenemos que ser un país de reglas. Sólo teniendo reglas podemos garantizar que los puentes que no hemos cerrado, los muros que no hemos construido, pero que son puentes, sean puentes sostenibles y que en cada punto, nosotros como sociedad portuguesa, en los servicios públicos, en la economía, tengamos la capacidad de integrar a estas personas con humanismo", concluyó.