Los tiempos cambian, decía Bob Dylan en 1964 con un porro colgando de sus labios carnosos, y así ha sido: el contenido de THC (tetrahidrocarbinol) ha pasado del 2% en los años 70 al 5% en los 90 y, con la intensificación del cultivo de marihuana, a cerca del 20% en 2015.Para entonces, el concepto tradicional de hippies fumando hierba y ancianas sirviendo té y pasteles aderezados con cannabis ha dado paso a la promoción mundial de productos "medicinales" legalizados de naturaleza totalmente distinta. Lo que antes se consideraba "cannabis" extraído de las plantas se parece muy poco a los productos envasados que ahora se venden en línea y en los dispensarios.Estos se fabrican introduciendo la marihuana pulverizada en retortas por las que se hacen pasar mezclas de butano, etanol, propano y dióxido de carbono para obtener una sustancia de cera que puede llegar a tener un 60% de THC. La cera se puede seguir procesando en hornos de vacío para producir un aceite concentrado con un 90% de THC conocido como "dabs".

Una investigación exhaustiva llevada a cabo en Finlandia y Dinamarca ha demostrado que la fabricación y distribución en la UE de "cannabis medicinal" ha experimentado un enorme auge debido a su promoción por parte de las industrias que controlan los negocios de adicción al alcohol, los productos farmacéuticos y el tabaco.Para ellos, el manto de poder ofrecer productos basados en la marihuana como medicamentos limpios y autorizados ha sido un regalo del cielo, con beneficios potencialmente mayores que los obtenidos con la comercialización de drogas al viejo estilo. La gama disponible ahora a través de Internet y algunas farmacias es colosal, desde vapeadores y porros hasta tés, zumos, aperitivos y chocolate. Todo ello puede adquirirse mediante "recomendaciones", que no son recetas, sino una forma de tarjeta de descuento para fomentar la repetición de pedidos y la consiguiente dependencia de los consumidores, convencidos de buena gana de que los dolores y molestias pueden aliviarse mediante una ingesta segura.

Sin embargo, los estudios realizados en los últimos siete años sobre el uso generalizado de "dabs" demuestran que el riesgo de conversión de la psicosis de ansiedad en trastornos como la esquizofrenia y la bipolaridad (también denominada depresión maníaca) es exponencial al nivel de THC en la "medicina" y puede conducir a comportamientos altamente irracionales, a la locura y al suicidio.

El experimento social portugués de despenalizar la posesión personal de sustancias alucinógenas ha tenido un éxito limitado en el siglo XXI; pero ni el SNS ni el poder judicial están preparados para la afluencia de esta nueva y muy potente forma de cannabis.

Los desarrollos propuestos en 2022 por el grupo alemán Eurox, Cann10-Portugal, de propiedad israelí, y otros fabricantes para cultivar las plantas y procesar la marihuana en fábricas que se establecerán en los distritos de Castelo Branco, Vila de Rei y Grandola, y para importar productos similares de Israel, se han hecho realidad. En consecuencia, Portugal puede convertirse en la puerta de entrada a Europa para la distribución de la hierba de la Nueva Era y la consiguiente apertura de costosos dispensarios de rehabilitación.

por Roberto Cavaleiro Tomar 06-06-2025