Alicia, escritora latina y coach ejecutiva originaria de Estados Unidos, no se fue para escapar o perseguir una fantasía. Se marchó porque la vida que había construido, exitosa en apariencia, ya no se correspondía con lo que realmente era.

Hoy, Alicia vive en el Algarve, en la pequeña ciudad costera de Carvoeiro. Escribe. Es coach. Dirige retiros cuidadosamente seleccionados para mujeres que se enfrentan al agotamiento y a transiciones personales. Pero la versión de sí misma en la que se ha convertido sólo surgió después de soltar todo aquello a lo que creía que tenía que aferrarse.

Cuando el mundo exterior ya no refleja el interior

La vida de Alicia en Estados Unidos parecía, para la mayoría de la gente, la definición del éxito. Su negocio de coaching prosperaba, tenía seguridad económica y su reputación profesional estaba bien consolidada. Pero bajo esa imagen exterior se escondía un creciente descontento, un malestar porque los papeles que desempeñaba se habían desconectado de su propia realidad interior.

Se dio cuenta de que estaba ayudando a otros a transformarse mientras se resistía a hacer los cambios necesarios en su propia vida. No hubo ningún colapso dramático, ningún punto de crisis. Sólo una sensación persistente de que algo importante se había perdido. Y cuando llega ese tipo de conocimiento, rara vez desaparece.

Ecuador no fue una ruptura. Era el punto de ruptura.

Siguió ese impulso interno hacia Ecuador, atraída tanto por la intuición como por una conexión ancestral. No se trataba de retirarse o huir, sino de sumergirse en lo desconocido y místico. Un encuentro con un chamán en Quito se convirtió rápidamente en un compromiso para vivir y trabajar junto a él, con planes para crear un centro de retiro curativo en la costa.

Lo que siguió fue un profundo desenredo. La relación se volvió cada vez más controladora, el aislamiento intenso. Alicia se encontró despojada de todos los marcadores habituales de identidad: sin puesto de trabajo, sin clientes, sin validación externa. En ese vacío, se vio obligada a enfrentarse a sí misma.

Durante ese tiempo, empezó a escribir lo que se convertirían en sus memorias, La mujer del chamán. El libro no es una versión romántica de la vida en el extranjero. Es un relato profundamente honesto de la pérdida personal, la confrontación espiritual y la lenta recuperación de la autonomía. Escribir se convirtió en catarsis y ancla, una forma de documentar no sólo lo que había sucedido, sino también lo que había revelado.

Ecuador no le dio claridad de inmediato. Le dio silencio. Y en ese silencio, empezó a entender la diferencia entre rendirse y ser borrada. Cuando se marchó, no lo hizo para huir. Fue una elección consciente de empezar de nuevo, esta vez sin abandonarse a sí misma.

Portugal para reinventarse, no para jubilarse

Tras dejar Ecuador, Alicia sabía que no podía volver a su vida anterior. Quería un lugar que le ofreciera equilibrio, belleza, infraestructuras, comunidad y espacio para crear. Investigó Portugal metódicamente, sopesando opciones, estudiando los requisitos de residencia y poniéndose en contacto con otras personas que habían hecho lo mismo.

Pasó los primeros meses en Lisboa, pero el Algarve fue lo que más le gustó. La escala, el ritmo y el entorno natural de Carvoeiro ofrecían una especie de apoyo tranquilo a la vida que estaba dispuesta a construir.

Vivir en Portugal no significaba dejar de trabajar. Significaba hacer el trabajo que realmente importaba. Ahora Alicia divide su tiempo entre la escritura, el coaching y la organización de retiros de transformación diseñados para ayudar a las mujeres a hacer una pausa, reflexionar y restablecerse. Sus retiros no están diseñados para proporcionar soluciones rápidas o inspiración superficial. Son reuniones pequeñas e intencionadas que se centran en la escucha profunda, la reflexión honesta y el coraje para dar el siguiente paso. Muchas de las mujeres que acuden a ella tienen un alto rendimiento, son capaces y están agotadas. Lo que necesitan no son más logros. Necesitan espacio para volver a casa consigo mismas.

Por qué Portugal funciona

Para Alicia, Portugal ofrece algo más que buen tiempo y belleza costera. Proporciona el espacio emocional y psicológico necesario para pensar con claridad y vivir con más honestidad. Aquí ya no tiene que actuar. Ya no navega por sistemas que exigen pruebas constantes. Portugal le permite vivir de acuerdo con sus valores.

No es que la vida aquí sea perfecta. Es que es real. Y en esa realidad, hay espacio para respirar, crear y apoyar a los demás desde un lugar de auténtica claridad.

La reinvención no siempre es dramática

La historia de Alicia no está llena de puntos de inflexión dramáticos ni de declaraciones en las redes sociales. Es una historia de decisiones coherentes y conscientes para vivir con más sinceridad. Para ella, la reinvención no consistía en cambiarlo todo de la noche a la mañana. Se trataba de dar espacio a lo que realmente importa y tener el valor de dejar ir todo lo que no importa.

Ella cree, y yo estoy de acuerdo, que el verdadero riesgo no está en alejarse de lo conocido. Es permanecer demasiado tiempo en una vida que ya no encaja.

Para cualquiera que se encuentre al borde del cambio, preguntándose si es el momento adecuado, el viaje de Alicia ofrece un estímulo tranquilo. No necesitas una catástrofe para justificar tu elección. No necesitas que todo el mundo lo entienda. Basta con confiar en esa certeza que se niega a desaparecer.

Su historia no trata sólo de dejar un lugar por otro. Se trata de volver a uno mismo. Paso a paso.