La cama no es sólo un mueble; es la pieza central de la habitación, capaz de crear ambiente. Una cama deshecha en medio de una habitación por lo demás ordenada crea caos, esas toallas de lujo que compró ahora mojadas en la cama encima de un manojo de sábanas... pero una cama pulcramente hecha es señal de madurez y control. El aspecto de tu cama refleja tu personalidad, así que ¿por qué no hacer una declaración de intenciones con sábanas crujientes o suaves y ordenadas? una bonita colcha portuguesa o un atractivo juego de edredón. quizá también un cojín decorativo. Es tu dormitorio.

No se trata sólo de vanidad; se trata de dormir bien. El entorno donde duermes importa, desde la temperatura ambiente hasta la limpieza. Las sábanas enredadas provocan noches inquietas, pero las bien ordenadas favorecen un sueño profundo y reparador. Un buen cubrecolchón favorece un sueño profundo y reparador, pero asegúrate de que es adecuado para el clima. Necesitas una funda que regule la temperatura y proteja del calor excesivo.

Hacer la cama también contribuye a tu salud. Al tenderla por la mañana, evitas que la suciedad, el polvo y los alérgenos te acompañen bajo las sábanas por la noche. Es especialmente crucial para los dueños de mascotas o los habitantes de la ciudad que traen el polvo de la ciudad. Para reducir los alérgenos también es bueno un buen protector de colchón antipolvo/alergénico. Mantiene su colchón protegido no sólo de las salpicaduras, sino también de los pequeños invitados no deseados.

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Lo creas o no, hay estudios que relacionan la felicidad con hacer la cama y siempre empiezan por hacerla. Una cama bien hecha te da la bienvenida a casa después de un mal día, proporcionándote una sensación de alivio y ánimo. Mullir esas almohadas y estar deseando descansar la cabeza al final del día.

No te preocupes; hacer la cama es un pequeño compromiso que da grandes recompensas. Incluso si te encanta darle al botón de repetición, puedes dedicar tres minutos a enderezar y recoger las sábanas. Te ayudará a ordenar el resto de la habitación y te dará una sensación de logro.

¿Con qué debes hacer la cama? En verano, un fresco percal de algodón o un suave satén de algodón. Almohada antialérgica, una almohada de plumón y plumas. En invierno, cuando necesitas un poco más de calor. Los edredones y las almohadas naturales marcan la diferencia a la hora de meterse en la cama y te motivan para entrar en ese espacio de lujo.

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Para los que creen que no hacer la cama les define como desaliñados y condenados a una vida desordenada, no teman. Los expertos en felicidad descubrieron que hacer la cama era un hábito común que la gente quería adoptar para lograr un cambio positivo. Hacerse cargo de una pequeña tarea puede conducir a un mayor dominio de uno mismo.

¿A qué esperas? Hacer la cama es un proceso sencillo. Desnúdalo todo menos la sábana bajera, alísala y remétela, crea esquinas hospitalarias a los pies si utilizas una sábana encimera y sujeta el edredón con facilidad utilizando los lazos. Acaba con las almohadas y las fundas de almohada... ¡voilà! Ya está.

Si ser ecológico utilizando productos sostenibles te ayuda a dormir por la noche, utiliza una fuente local donde puedas ahorrar ser ecológico invariablemente ahorra dinero, comprar localmente tiene muchos beneficios en cuanto a costes y además puedes obtener buenos consejos en tiendas independientes.

Abraza el mundo del bienestar, crea una rutina a la hora de acostarte y descubre el poder transformador de hacer la cama: no se trata sólo de orden; es una elección de estilo de vida que aporta cambios positivos y te hace más feliz.

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