Centrándonos en las torres sobre Lisboa, hay muchos monumentos que merece la pena explorar, a saber, la Torre de Belém, la Torre dos Clérigos, la Torre da Universidade de Coimbra, la Torre de Centocelas y la Torre da Lapela.


Torre de Belém

Una de las postales portuguesas más famosas es la Torre de Belém, situada junto al río Tajo, en Lisboa. El monumento fue construido entre 1514 y 1520, durante el reinado del Rey Manuel I, diseñado por el arquitecto Francisco Arruda.

La torre se construyó con fines militares, formando parte del sistema defensivo de Lisboa, y se diseñó bajo el estilo manuelino, con motivos marinos, conchas y esferas, de uso común en la arquitectura portuguesa de la época de los Descubrimientos. La torre se situó en un lugar importante, ya que desde allí partían los barcos portugueses para explorar el Océano y, eventualmente, encontrar nuevos territorios.

La torre, de 35 metros de altura, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, y es uno de los destinos turísticos más solicitados de Lisboa.


Torre de los Clérigos

Enclavada en el centro de Oporto, la Torre dos Clérigos es uno de los edificios más importantes de la ciudad. Es posible ver esta torre, por toda la ciudad. La construcción de la torre terminó en 1763 y complementaba la Iglesia dos Clérigos.

La torre, de 75 metros de altura, fue diseñada por Nicolau Nasoni, que siguió el estilo barroco, aportando dramatismo y movimiento a la verticalidad de la torre. Cuenta con una escalera en espiral que conduce al sexto piso, tras subir más de 200 escalones. La campana de la torre toca cada hora, y sigue siendo una referencia para que la población esté atenta a la hora.

Este símbolo de Oporto también fue considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y puede ser visitado por todos los que quieran apreciar los paisajes de Oporto.


Torre da Universidade de Coimbra

Situada en una de las universidades europeas más antiguas, la Torre da Universidade de Coimbra es un importante símbolo de la historia académica de la ciudad. Conocida por los estudiantes, es la que permite a profesores y alumnos saber cuándo empiezan y terminan las clases. Con una campana que toca cada 15 minutos, la campana suena por primera vez a las 7 de la mañana, despertando a todos los que viven en los alrededores de la Facultad de Derecho, donde está situada la torre.

A menudo llamada "Cabra", el sonido de la campana se menciona en varias canciones tradicionales que recuerdan la vida académica de una universidad construida en 1290. Es posible llegar a lo alto de la torre, tras subir 180 escalones, lo que no es aconsejable para personas que sufran claustrofobia o alguna afección cardiaca. Mientras se sube la escalera se irá estrechando poco a poco, y el camino puede resultar cansado, pero una vez arriba la vista de 360º del río Mondego y de Coimbra asombrará a cualquiera.


Torre de Centocelas

En el distrito de Castelo Branco, concretamente en el municipio de Belmonte, se encuentra una de las torres más misteriosas de Portugal. Fue construida durante el Imperio Romano, alrededor del siglo IV, y es una de las más bien conservadas que quedan de aquella época en Portugal.

La finalidad del edificio aún no se ha descubierto, mientras que algunos creen que fue una prisión, otros afirman que pudo ser un campamento militar durante el Imperio Romano. Algunas excavaciones recientes han hecho creer a los expertos que también podría formar parte de una villa.

La torre, de 12 metros de altura, es monumento nacional desde 1927 y fue construida con granito, material poco habitual en las construcciones europeas del siglo IV.


Torre de Lapela

Frente al río Miño, la Torre da Lapela se encuentra en Monção, en el distrito de Viana do Castelo. Está muy bien conservada, y fue construida por encargo de Afonso Henriques, el primer rey de Portugal.

Construida durante el siglo XII, la torre tiene 10 metros de altura con muros de roca de 3 metros de espesor, y servía a fines militares, al estar cerca de la frontera con España, ayudando a anticipar posibles ataques españoles.

La torre formaba parte del Castillo de Lapela, pero ahora es lo único que queda del edificio. Las antiguas rocas del castillo se reutilizaron para construir la Praça de Monção, en el siglo XVII, después de que Portugal recuperara la independencia tras la ocupación española del territorio nacional.


Permanecer en las alturas

Todas las torres pueden ser visitadas por quienes no temen estar en los lugares más altos y disfrutar de la belleza natural portuguesa. Razones académicas, de defensa o incluso religiosas llevaron a la construcción de las mencionadas torres, que ahora son monumentos que reflejan las huellas de la historia portuguesa.

Cada torre tiene leyendas, historias y momentos que contar a todo aquel que las pise, teniendo la oportunidad de formar parte también de la historia.


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Deeply in love with music and with a guilty pleasure in criminal cases, Bruno G. Santos decided to study Journalism and Communication, hoping to combine both passions into writing. The journalist is also a passionate traveller who likes to write about other cultures and discover the various hidden gems from Portugal and the world. Press card: 8463. 

Bruno G. Santos