"Como consecuencia de esta actuación inspectora, se incoaron diligencias penales por tenencia y venta de productos alimenticios anormales, deteriorados y no conformes, denunciándose la situación ante los respectivos Servicios del Ministerio Fiscal", describe ASAE en un comunicado.

También se determinó la suspensión de la actividad en el establecimiento de elaboración de alimentos debido a la "falta de condiciones estructurales adecuadas, falta de limpieza, higiene y licencia".

Los productos "no aptos para el consumo humano" fueron valorados en 3.500 euros.

"Durante la operación se detectó la presencia de productos cárnicos almacenados en avanzado estado de deterioro y no aptos para el consumo humano, lo que dio lugar a la incautación de 1,2 toneladas de carne de vacuno, porcino y pollo destinada a la venta al consumidor final mediante a través de redes sociales", señala ASAE.

Tras realizar un análisis pericial, se concluyó que los productos no podían permanecer en el circuito comercial, "enviándose la mayoría para su destrucción, mientras que una parte se redirigía al consumo animal".

La actuación de la ASAE se llevó a cabo a través de la Unidad Regional Norte - Unidad Operativa de Barcelos, con la colaboración de la GNR.