En un índice que mide la influencia de las naciones, Portugal se mantuvo estable en casi todos los indicadores, pero subió en indicadores como el entorno económico y los atributos de su población.

"Algunos de los países con mejores resultados son países pequeños como Finlandia, Estonia, Irlanda, Singapur o Emiratos Árabes Unidos, y la razón es que son bastante firmes en su organización. Desarrollan una estrategia para lo que quieren hacer y luego la ponen en marcha", afirma el presidente de la consultora, David Haigh.

En declaraciones a Lusa, este responsable cree que "Portugal podría hacer mucho más, porque es un gran país". El Índice Global de Poder Blando se elabora encuestando a más de 170.000 personas en más de 100 países para recoger datos sobre las percepciones de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, que se clasifican utilizando 55 métricas diferentes.

El "poder blando" se define como "la capacidad de un país para influir en otros en el ámbito internacional mediante la atracción y la persuasión, más que mediante la coerción". Aunque EEUU mantiene el primer puesto, Haigh ha declarado a la agencia de noticias Lusa que cree que se ha producido un "desajuste" desde la elección del presidente Donald Trump, lo que debería provocar un descenso en la tabla, como ya ocurrió en la anterior legislatura.

En 2021, EEUU cayó al sexto puesto, su peor resultado en seis ediciones de este estudio.

El ascenso de China al segundo puesto refleja no solo la pérdida de influencia del Reino Unido tras el Brexit, sino también la inversión de la potencia asiática en diplomacia cultural y económica, como la Iniciativa Belt and Road, los medios de comunicación internacionales, la expansión de los centros culturales Confucio y la financiación de la ayuda exterior.

En 2021, China ocupó el octavo puesto. "Se han dado cuenta de que es bueno para su economía cambiar la mentalidad de la gente", afirma Haigh. La implicación en guerras ha dañado la reputación de Israel, que ha caído al puesto 33, y de Ucrania (46), pero Rusia se ha mantenido en el 16, aunque muy por debajo del noveno lugar que ocupaba en 2022.

"Mucha gente diría que no es justo porque son el agresor, pero muchos países simpatizan con Rusia, por ejemplo cuando se trata de la injerencia occidental", explicó Haigh.

En relación con los países de habla portuguesa, Angola cayó al puesto 128, Mozambique al 137, Cabo Verde al 155, Guinea Ecuatorial al 161, Guinea-Bissau al 162, Santo Tomé y Príncipe al 172 y Timor Oriental al 180.