Por un lado, están las montañas: el imponente Roque del Condé, con su característica cima plana, se asienta entre innumerables formaciones rocosas volcánicas que se acercan a las nubes dispersas.
Por el otro, el océano Atlántico: fresco, azul, sereno.
Y en medio, yo, tumbado en una tumbona al sol en mi patio privado junto a la piscina, bebiendo una copa de champán, suavemente calentado por el suave sol de abril.
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Lujo tranquilo es el lema de Royal Hideaway Corales Villas, un nuevo hotel en el sur de Tenerife. Se anima a los huéspedes a "dejar el mundo atrás", entregándose a un itinerario holístico de actividades de bienestar, experiencias gastronómicas y relajación tranquila inspirada en el entorno canario.
El hotel también demuestra que este tipo de lujo no tiene por qué costar un dineral, ya que las habitaciones de este cinco estrellas cuestan a partir de 221 euros la noche. Su pequeño tamaño, sus instalaciones íntimas y su devoción estilística por la tranquilidad y la serenidad, así como el hecho de que la mayoría de las habitaciones cuenten con piscina privada, hacen que destaque entre la multitud.
Mi primer día en el Royal Hideaway Corales Villas empieza con una clase de yoga por la mañana temprano. No suelo ser una persona madrugadora, pero cuando abro las cortinas opacas y veo una piscina azul resplandeciente en el exterior de mi cuarto de baño, y el océano también resplandeciente a lo lejos, suavemente calentado por el sol naciente, me siento llena de energía y lista para estirar los músculos doloridos por el viaje.
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Comida
¿Qué queda después de toda esta relajación sino tratar a mis papilas gustativas y a mi estómago con el mismo cuidado y atención?
Una de mis prioridades cuando viajo es degustar la cocina local, una experiencia que el Royal Hideaway Corales Villas ofrece con creces. El restaurante a la carta Bonfire ofrece una amplia gama de platos españoles y canarios, desde pescados y carnes frescas hasta tentadores platos de verduras, pasando por hermosas paellas de arroz seco y saladas delicias marineras. Lo más destacado de mi experiencia gastronómica es la ostra fresca, servida con una delicada dosis de caviar (9 €) y la paella de arroz seco con setas (27 € por persona), ambas ricas, sabrosas y sanas, elaboradas con cuidado y atención.
La segunda noche la paso en el restaurante de alta cocina Cráter. La filosofía del chef canario Eduardo Domínguez es explorar la historia, las tradiciones y los ingredientes de las ocho Islas Canarias, honrando a cada una de ellas con su propio menú degustación cuidadosamente elaborado.
Actualmente se ofrecen dos menús degustación: La Danza del Minué (85 € por persona) y La Danza de los Enanos (105 € por persona), este último más amplio que el anterior, pero que comparte algunos de los mismos platos. Destacan la pimienta palmera -atún patudo con escabeche de mojo rojo (un producto canario básico); la Judía Mantecosa, un bocado fragante y salado de judías de mantequilla, morena y cilantro; y el caldero de Fuencaliente -pez naufragio, algas, pimiento verde y papas Marciala.
El restaurante está trabajando para conseguir una estrella Michelin, siguiendo los pasos de su vecino de una estrella Il Bocconcino en el hotel hermano Royal Hideaway Corales Suites, justo al final de la carretera en La Caleta.
Cócteles
Aunque en el Royal Hideaway Corales Villas ni siquiera se percibe el susurro de la brisa de la cercana Playa de las Américas, hay muchas oportunidades para disfrutar de uno o dos deliciosos cócteles artesanales.
Materia Elemental Bar es el lugar al que acudir para disfrutar de una bebida sofisticada y equilibrada, situada en una terraza que, al atardecer, es una auténtica delicia. Aquí se reinventan recetas clásicas con un toque moderno, todas ellas basadas en los cuatro elementos -tierra, agua, fuego y aire- y elaboradas íntegramente con productos canarios.
El barman principal, Yonathan Mesa, es el Campeón de España de Coctelería 2023, así que sé que estoy en buenas manos mientras saboreo una versión terrosa y con remolacha de mi cóctel clásico favorito, el Negroni. Se trata de un auténtico bar para amantes de los cócteles, con tragos cortos y fuertes, aunque no se deja de lado a los que prefieren una bebida sin alcohol, como el Seedlip Grove, un cóctel sin alcohol con miel, fresas y pomelo servido en una elegante copa coupé.
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Para quienes deseen probar la vida local en Tenerife, el hotel ofrece autobuses lanzadera al cercano pueblo pesquero de La Caleta, donde los visitantes pueden disfrutar de sus playas rocosas y aguas turquesas, excursiones en barco y un tranquilo paseo por sus calles.
Lejos de las ajetreadas playas y los bulliciosos bares que han hecho tan popular a esta isla canaria en el pasado, el Royal Hideaway Corales Villas es un destino que no debe perderse: una escapada de ensueño en la que realmente podrá dejar atrás el mundo.