Esta competencia ha incentivado a las empresas a expandirse en el extranjero, encabezadas por más de 30 fabricantes de vehículos eléctricos, muchos de los cuales no habían obtenido beneficios en el mercado chino.

La agencia china de planificación económica ha establecido una nueva normativa que fija un coste mínimo para los vehículos eléctricos, lo que exige que no se vendan a un precio inferior al coste de fabricación.