En declaraciones a la Lusa, el investigador explicó que en los últimos años se están produciendo momificaciones naturales en los cementerios de todo el país, lo que obliga a que las tumbas provisionales permanezcan ocupadas más allá de los tres años previstos por la ley, hasta la posible exhumación de los restos.

"La Ley debería ser revisada, ya que se trata de un problema creciente en Portugal. Si el cuerpo está momificado, difícilmente se descompondrá, aunque permanezca bajo tierra durante dos, cuatro o seis años más", dijo.

Múltiples exhumaciones

Según Ângela Silva Bessa, la investigación que ha llevado a cabo en los últimos tres años, en cementerios de Oporto, Braga, Figueira da Foz, Mértola y Faro, le permitió registrar "casos en los que era la cuarta vez que intentaban exhumar el cadáver".

"La ley dice que después de tres años el cadáver estará en condiciones de ser exhumado y, en el caso de las fosas temporales, pueden ser reutilizadas. Sin embargo, cuando no se produzca la descomposición cadavérica, habrá que continuar con la inhumación, por periodos sucesivos de dos años, en los que cada dos años se desentierra el cuerpo y se llama a los familiares para que verifiquen su estado", dijo.

La doctoranda analizó cementerios de todo el país para tratar de entender si las diferencias en los suelos influían en la descomposición de los cadáveres.

"Los suelos son muy diferentes de norte a sur de Portugal, pero los resultados son muy similares en términos de descomposición. También en términos de materia orgánica, son muy similares entre sí", indicó.

Influencias

Según Ângela Silva Bessa, aún no se sabe bien qué influye en la descomposición humana, aunque se cree que ésta se produce a través de un conjunto de variables que actúan entre sÃ.

"Dentro de cada cementerio, incluso en tumbas contiguas, tenemos cárpulas en estados de descomposición muy diferentes. El suelo es el mismo, por lo que pensamos que también hay factores intrínsecos al individuo, que podrían estar causando esta conservación cadavérica", admitió.

"Tenemos que entender cómo podemos ayudar a acelerar la descomposición cadavérica, para que después de tres o cuatro años el cuerpo esté listo para la exhumación", añadió.

En su opinión, aunque se modificara la ley, en el sentido de ampliar el plazo de tres a cinco años para exhumar el cadáver, "el problema seguirá existiendo".

"Seguiríamos con el problema de la falta de espacio en los cementerios, sobre todo en los centros urbanos, donde no es posible ampliar los cementerios ni construir otros nuevos", concluyó.