Malcolm tenía buen corazón, pero era rudo e inculto, al igual que su país. Gracias al amor de Malcolm por Margarita, ella pudo suavizar su temperamento, pulir sus modales y ayudarle a convertirse en un rey virtuoso. Le dejaba todos los asuntos domésticos a ella y la consultaba a menudo en asuntos de estado.
Margarita intentó mejorar su país de adopción promoviendo las artes y la educación. Para la reforma religiosa, fomentó los sínodos y estuvo presente en las discusiones que intentaban frenar los abusos en el seno del sacerdocio y los laicos. Con su marido, fundó varias iglesias.
Margarita no sólo fue una reina, sino también una madre. Ella y Malcolm tuvieron seis hijos y dos hijas. Margarita supervisó personalmente su instrucción religiosa y otros estudios.
Aunque estaba muy involucrada en los asuntos de la casa y del país, se mantuvo alejada del mundo. Su vida privada era austera. Tenía ciertos momentos para la oración y la lectura de las Escrituras. Comía poco y dormía poco para tener tiempo para sus devociones.
En 1093, el rey Guillermo Rufo atacó por sorpresa el castillo de Alnwick. El rey Malcolm y su hijo mayor, Eduardo, fueron asesinados. Margarita, ya en su lecho de muerte, murió cuatro días después de su marido.
La fiesta se celebra el 16 de noviembre.