Madeira es un grupo de islas (dos de ellas habitadas) situadas más cerca de África (335 millas) que del continente europeo (670 millas), lo que le confiere un clima cálido envidiable durante todo el año.


Las islas Desertas y Selvagens son reservas naturales y están deshabitadas, mientras que la isla de Porto Santo se encuentra a casi 50 kilómetros al norte de la isla principal de Madeira. Las dos islas habitadas cuentan con un aeropuerto que facilita y agiliza los desplazamientos entre ellas.


Llegar a Madeira desde el continente es sencillo y asequible, con vuelos directos regulares desde Lisboa y Oporto operados por varias aerolíneas, entre ellas las de bajo coste Ryanair y easyJet, por lo que no hay excusa para no incluir Madeira en su itinerario cuando visite Portugal.


La ubicación de Madeira, entre Europa y África, le permite disfrutar de un clima extraordinariamente suave durante todo el año, con temperaturas medias que oscilan entre los 25º C en verano y los 28º C en invierno, lo que la convierte en un destino muy popular en los cruceros internacionales y en un paraíso para los aficionados al golf (con tres campos en la isla), a la naturaleza y al senderismo.Madeira es famosa por sus levadas, canales de irrigación que datan del siglo XV. Estos canales no sólo proporcionan agua a las granjas, sino que también ofrecen fantásticas rutas de senderismo, que le llevarán a partes de la isla que de otro modo serían inaccesibles y le darán la oportunidad de disfrutar de la increíble belleza natural de la isla.


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La capital de Madeira es Funchal, el lugar perfecto para degustar algunas de las delicias locales, como los plátanos dulces que se cultivan en la isla, el delicioso Bolo de caco, servido con abundante mantequilla de ajo y perejil, o una ración de lapas frescas.Para regarlo todo, no puede perderse un vaso de vino de Madeira o, por qué no, probar la poncha, que suele tener sabor a limón, pero que puede encontrar en otras variedades afrutadas; pero tenga cuidado, puede parecer un zumo, pero en realidad tiene un alto contenido de alcohol.


Puede que sea una trampa para turistas, pero no puede visitar Madeira sin subirse a un tobogán de cestas de mimbre en la cima de la colina y deslizarse a velocidades de casi 32 kilómetros por hora, guiado únicamente por un par de hombres vestidos de blanco y con un sombrero de paja.