Se trata de un proyecto autorizado por el Consejo Municipal de Peniche, en el distrito de Leiria, para la instalación de una planta de energía solar en 13 hectáreas de terreno en la parroquia de Atouguia da Baleia.

Según los ayuntamientos, las 13 hectáreas de terreno de la parroquia de Atouguia da Baleia, donde se pretende instalar cerca de 18 mil módulos fotovoltaicos, "son la puerta de entrada y salida" de los visitantes de la ciudad y de las playas de Peniche, que se encontrarán con "un bloque negro centelleante cada vez que pasen entre las rotondas de Porto de Lobos y Supertubos, o entre las rotondas de Nossa Senhora da Boa Viagem y Baleal".

Los ayuntamientos también afirman que se produce un "impacto adicional para quien circule por la carretera prevista para su construcción en el PDM [Plan Director Municipal] entre Porto de Lobos y la carretera Peniche-Baleal o incluso hace inviable la intención de construir esta carretera".

"Es de sentido común que este proyecto se diseñe para otra ubicación y que se rechace su construcción en esos terrenos, que son Reserva Ecológica Nacional y tienen una especial sensibilidad paisajística y natural por corresponder al Istmo de Peniche", reza la nota de las juntas parroquiales que insisten en la "clara oposición" a la instalación del proyecto que consideran "una verdadera cicatriz negra que empañará la belleza natural" del municipio.

La planta fotovoltaica supone una inversión de 5,6 millones de euros, promovida por Hyperion Renewables para instalar ocho Pequeñas Unidades de Producción con una potencia de 8000 kilovatios mediante energía solar, según la descripción del proyecto.

Los casi 18 mil módulos fotovoltaicos producirán 16 gigavatios/hora al año, equivalentes al consumo de casi ocho mil hogares, evitando la emisión de más de nueve mil toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en comparación con la misma cantidad de electricidad producida a partir de gas natural o carbón.

El proyecto se ubica en una zona de Reserva Ecológica Nacional, pero su implantación se considera compatible con los objetivos de protección ecológica y ambiental y de prevención y reducción de riesgos naturales.

Según los promotores, los impactos negativos del proyecto son temporales y poco relevantes en términos de geología, suelos, clima, calidad del aire, sistema hidrogeológico y recursos hídricos, ecosistemas y residuos.