Respetando sus deseos, tras repetidos intentos de fuga, los cuidadores del zoo abandonaron su intención de criarlo por la aportación de sus genes a un vital programa de cría en cautividad y lo liberaron en la naturaleza de Alemania.

Ahora reside en los bosques de Sajonia y se une a una población cada vez mayor de linces salvajes de toda Alemania y Suiza que se escabullen de nuevo por las tierras que merodeaban antaño.