En un comunicado, la ASAE afirma que los alimentos en cuestión están "corrompidos, son anormales".
Los alimentos anormales se consideran corruptos cuando se han descompuesto o putrefacto, cuando contienen sustancias o gérmenes nocivos o cuando son "de algún modo repugnantes".
En la operación se incautaron 410 kilos de carne de vacuno y porcino, por valor de unos 2.500 euros.
La actuación contó con el apoyo del veterinario del Ayuntamiento de Barcelos.
Contactados por Lusa, ASAE y el veterinario declinaron revelar en qué parroquia se encuentra la carnicería en cuestión, limitándose la organización a decir que está "en las afueras de Barcelos".