Han transcurrido cuatro años desde que The Portugal News publicó mi trabajo "A Misty History of PaleolithicPortugal". En él me refería en parte a la gran influencia de la cultura celta, que dominó la Península Ibérica durante unos seiscientos años antes de la llegada de los romanos. En este breve periodo, la aplicación de la Inteligencia Artificial a la investigación ha permitido una reevaluación tanto de la arqueología académica como de su divergencia con el mito y la invención política.

Como se relata en el capítulo 3 de mi obra, las tribus celtas de los Urnfields (de etnia indoeuropea) entraron en el noreste de Iberia en los primeros años del primer milenio antes de Cristo. Les sucedieron un siglo más tarde otras de origen Hallstatt, cuyos grandes grupos familiares se extendieron por las regiones septentrionales hasta llegar al Atlántico, donde establecieron un territorio nacional que hoy forma Galicia y el norte de Portugal mediante la conquista de los asentamientos conocidos como "castros". Se trataba de fortificaciones construidas en lo alto de las colinas por tribus indígenas que, a partir de entonces, se convirtieron en servidumbre. Un grupo más reducido se trasladó al sur, al Bajo Alentejo, y ocupó un enclave situado a ambas orillas del río Guadiana.

La investigación arqueológica de los castros y otros asentamientos portugueses no ha tenido una historia feliz, debido principalmente a la falta de financiación y de personal cualificado, que ha utilizado equipos anticuados que a menudo han hecho más mal que bien. Su trabajo también se ha visto obstaculizado por los buscadores de tesoros que utilizan detectores de metales y por la extracción de piedra para fines de construcción.

Los regímenes de Franco y Salazar consideraron políticamente conveniente identificar a los celtas como el tronco étnico del que descendían los primeros españoles y portugueses y fomentaron la narrativa de un grupo social no bárbaro, valiente y culto.

En los últimos años, la industria turística se ha hecho eco de esta idea, organizando viajes en colaboración con ayuntamientos deseosos de obtener beneficios económicos del turismo y celebrando festivales en los que el canto, la danza, el arte, la vestimenta y la magia se consideran de origen celta. Incluso se celebran concursos de búsqueda de oro y se ha abierto el primer pueblo turístico de casas redondas de la Edad de Hierro con restaurante y balneario.

A la mayoría de estas innovaciones comerciales se han opuesto los "arrogantes arqueólogos", que consideran degradantes tales prácticas. Sin embargo, el profesor Ruiz Zapatero, presidente de la Sociedad Española de Historia Arqueológica, ha iniciado un movimiento que busca la fusión de todos los intereses con el fin de promover una base veraz para la apreciación inteligente, tanto por parte de los turistas como de la población actual, de cómo evolucionó esta importante comunidad al final de la prehistoria nacional.

por Roberto Cavaleiro - Tomar 27 enero, 2025