La prohibición del gas de la risa entró en vigor el 7 de septiembre, tras la firma del decreto por parte del subsecretario de Estado y Salud, António Lacerda Soares.
El Diário da República afirma que la sustancia es la última adición al decreto de abril de 2013 de sustancias psicoactivas y que "representa un peligro significativo para la salud pública, en la medida en que existe una relación entre su consumo por ingestión, inhalación o por cualquier otra vía de administración". La ley también destacaba su relación con los trastornos psiquiátricos, incluidos los episodios psicóticos, así como con las complicaciones cardíacas graves".
La adición del óxido nitroso a la lista de sustancias psicoactivas prohibidas se justifica debido a que "se utiliza con fines recreativos en lugar de los previstos, como los industriales y médicos". La ley también dice que el gas de la risa, cuando se consume, provoca efectos de euforia, analgésicos y ansiolíticos, acompañados de una alteración sensorial de la percepción del espacio y el tiempo y una perturbación de la coordinación motora. Cuando se trata de efectos a largo plazo, se esbozan efectos graves que incluyen daños en el sistema inmunológico, cambios en la memoria, entre otros daños neurológicos".