En el informe, S&P justifica la decisión de elevar la calificación de Portugal a 'BBB+' con el hecho de que, a pesar del aumento de los costes de la energía y de los tipos de interés, el país siguió "registrando un fuerte crecimiento, mercado laboral y resultados presupuestarios, con un aumento de la inversión debido a los 61.200 millones de euros (26% del Producto Interior Bruto) previstos en la financiación de la Unión Europea entre 2022 y 2027".

Perspectivas de crecimiento

La agencia señala que la perspectiva estable refleja la opinión de que las perspectivas de crecimiento de Portugal son resistentes, a pesar de los riesgos derivados de las consecuencias del conflicto entre Rusia y Ucrania, y de que la deuda del Estado seguirá una fuerte trayectoria descendente.

Entre los aspectos macroeconómicos más destacados, S&P cree que el déficit presupuestario se situará por debajo del objetivo del 1,9% del PIB este año, debido a los fuertes ingresos fiscales, impulsados por el mayor crecimiento e inflación, y a la "cautela" del Gobierno en el gasto, y alcanzará el equilibrio en 2025.

Aunque admite que los efectos de la inflación, los precios de la energía y el menor crecimiento previsto en Europa se dejarán sentir durante el resto de este año y en 2023 y el crecimiento se ralentizará, el informe afirma que el choque será "relativamente efímero" y que "la fuerte inversión financiada" por los fondos europeos para sostener el crecimiento a medio plazo.

Desde una perspectiva que se dice conservadora, estima un crecimiento del PIB del 4,8% este año, seguido de una expansión del 2,2% en 2023.

La próxima agencia que analizará la deuda portuguesa es Fitch, el 28 de octubre.