He intentado, e intentado, dominar (más bien masacrar) el arte de algunas palabras, galanterías y frases en portugués. Estoy seguro de que no me siento solo en esta autocomplacencia mientras me esfuerzo por sumergirme en mi nueva cultura portuguesa.

Con 12 años de matrimonio con un portugués elocuente (aunque me lo diga a mí misma), he escuchado a diario conversaciones sencillas entre mi amado y sus hijos, su madre y varios amigos. Así que, en realidad, tengo una buena comprensión del portugués (al menos de mi marido). Y para disgusto de los que piensan que puedo ser rubia e inglesa, ¡soy lo bastante peligrosa como para pillar a los que intentan pillarme!

Galimatías

Armada con este nuevo poder de fantasía de elocuencia interior, he llegado a creer que si paso suficiente tiempo reiterando las frases y palabras de mi marido repetidamente en mi cabeza, ¡podré hablar (en mi mente al menos) casi con fluidez! La realidad, sin embargo, dista mucho de este sueño ilusorio. Y a pesar de pasar horas practicando mentalmente las frases más sencillas, lo que sale de mi boca es claramente (a juzgar por las caras de mis interlocutores) un galimatías ininteligible.

Todos mis amigos expatriados creen que debería darme un respiro y aprovechar las ventajas del traductor de Google. Debo admitir que, en mis peores momentos, he recurrido a la simpática ''voz en la caja'', pero el desconcierto, el estupor y la franca alegría de los que reciben a mi nuevo amigo tecnológico demuestran que quizá habría menos confusión si yo hubiera soltado un chorro de mis propios sonidos y expresiones extraños, llenos de vocales.

En un proyecto de construcción de cuatro años de duración, he puesto de rodillas de la risa y/o la frustración a muchos contratistas brasileños cuando les he dicho enfáticamente que necesitaban un giro en U, no una curva en U, y otras locuras por el estilo.

Tampoco estoy solo. Tengo una amiga sueca encantadora y de modales suaves que fue brutalmente despedida por su abogado tras la brusca y grosera (cortesía de Google translate) carta que le envió. Le había ofendido tanto que abandonó el caso. Mi amiga suplicó de rodillas que la readmitieran como cliente de pago, ofreciéndole el primer borrador directamente de Google a modo de disculpa y explicación.

Portunhol

Otro consejo que puedo ofrecerte (ten en cuenta que es sólo mi experiencia) es que nunca menciones que hablas otra lengua romance, como español, francés o italiano. Por razones geográficas, muchos portugueses creen que pueden hablar español. Como hispanohablante, me ha horrorizado la corriente de lo que sólo puede llamarse Portunhol, una nueva lengua indescifrable, fuertemente dialectal, sin base en el castellano ni en el español sudamericano, que desafía la comprensión y es definitivamente más desafiante que el propio portugués.


Créditos: PA; Autor: PA;

Entre los temas de conversación favoritos de las reuniones dominicales con mi familia portuguesa suele figurar mi suegra, que me pregunta cuándo hablaré portugués. Le he explicado en muchas ocasiones que probablemente no me queden suficientes años de vida para llegar a un nivel que sea digno de su amplia mesa ni de su inteligencia. Un error generalizado entre los amables portugueses es que, con unas pocas lecciones, el extranjero desconcertado se desenvuelve con fluidez y total soltura, no como un bufón de parvulario.

Así que, amigos expatriados, como suele ocurrir con los altibajos de la vida, encontrar la solución perfecta nunca es fácil. Quizá requiera horas, o años, de estudio diligente, en el que, si no estuviera dirigiendo un negocio internacional a tiempo completo y viviendo una interminable reforma de mi casa en Lisboa, me embarcaría con mucho gusto.

Mientras tanto, seguiré intentándolo, ¡y le recomiendo encarecidamente que sólo trabaje con abogados angloparlantes!

Con doble nacionalidad británica y estadounidense, Lisa ha vivido en Inglaterra, España, EE.UU. y México, y ahora reside en Lisboa y el Algarve. Es empresaria de diseño de interiores y cofundadora de Tripwix Vacation Rentals, una agencia de alquileres de lujo y gestión de propiedades con sede en Lisboa.