El informe "¿Preparados para la próxima crisis? Investing in Health System", de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico(OCDE, a la que pertenece Portugal), analiza "las lecciones" de la pandemia e incluye recomendaciones de políticas para que los países estén mejor preparados para afrontar la próxima crisis.
La pandemia, declarada por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020, constituyó "la mayor crisis sanitaria" del último siglo y mostró "tres grandes vulnerabilidades" del sistema: no estaba debidamente preparado, le faltaba personal e inversión.
La OCDE defiende que el aumento de la inversión que recomienda a sus miembros se destine a personal (la mitad del total), prevención e infraestructuras.
"En enero de 2023 se registraron más de 6,8 millones de muertes por covid-19 en todo el mundo. El análisis del exceso de mortalidad sugiere que hasta 18 millones de personas pueden haber muerto en todo el mundo a causa de la pandemia a finales de 2021", subraya el informe, que añade que "la esperanza de vida ha disminuido en muchos países de la OCDE en 2020 y 2021", además de haber "alteraciones generalizadas en la sociedad y la educación" y haber caído el PIB "un 4,7% en 2020 en las economías" vinculadas a la organización.
El estudio recuerda que "la desigualdad preexistente y las enfermedades crónicas empeoraron los resultados de la pandemia", señalando que el hecho de que los sistemas sanitarios dediquen "menos del 3% del gasto sanitario total a la prevención" dejó "vulnerables a muchos miembros de la población".
La falta de personal, a su vez, "ha limitado las respuestas eficaces a la pandemia y sigue haciéndolo". Se necesita "personal suficiente y bien formado" para "la agilidad en tiempos de crisis, así como para hacer frente al retraso en la atención" y responder "al aumento sustancial de las necesidades de salud mental".
En Portugal
El número de médicos en Portugal por cada 1.000 habitantes en 2019 (o el último año del que hay datos disponibles) se situó justo por encima del umbral de 3,54, siendo la media de la OCDE ligeramente inferior, mientras que el número de enfermeros se situó ligeramente por debajo de la media de la OCDE.
La falta de profesionales sanitarios en el país -ya fueran médicos, enfermeros o auxiliares- tuvo un nivel medio de impacto en la capacidad de Portugal para hacer frente a la pandemia, según la organización.
Para aumentar la oferta de profesionales durante los picos de la pandemia, Portugal recurrió a la ampliación de la jornada laboral y al aumento de su carga de trabajo, así como a su reubicación en "localidades o establecimientos con mayores necesidades", a la reducción de actividades no relacionadas con el covid-19 y a la movilización de más trabajadores, como estudiantes y pensionistas del sector.
Portugal fue uno de los países que recurrió a consultas digitales, así como a "proveedores privados", para "aumentar el volumen de atención no urgente" por parte del Servicio Nacional de Salud.
En cuanto a la información y el conocimiento, la pandemia provocó cambios en Portugal en términos de "nuevas tecnologías para mejorar la disponibilidad de los datos sanitarios, la accesibilidad, el intercambio o la privacidad (...) y las protecciones de seguridad", así como las reformas legales necesarias.
El informe insiste en que las "inversiones selectivas inteligentes" en la resiliencia del sistema sanitario beneficiarán a las sociedades al garantizar que "se sientan las bases para la próxima crisis".
"Sin estas inversiones, los costes y el impacto en las personas serán mayores".