El año pasado, un equipo de investigadores entrevistó a miles de estudiantes de centros de enseñanza superior situados en las regiones de Lisboa y Oporto y descubrió que, entre los estudiantes desplazados, el 48% no tenía un contrato formal de alquiler y el 51% afirmaba que su casero no emitía recibos de alquiler.

Cuatro de cada 10 estudiantes viven lejos de casa y, por tanto, necesitan alquilar una vivienda. Sin contrato, estos estudiantes no pueden acceder a ayudas como alojamiento adicional, lo que les deja en una "situación de gran vulnerabilidad", advierte el estudio "Cartografía y dinámica socioeconómica de los estudiantes de enseñanza superior en el Gran Oporto y el Gran Lisboa", publicado por Edulog.

Un estudiante que estudia fuera de casa puede representar fácilmente un coste para la familia de mil euros al mes, destinándose la mayor parte al pago del alojamiento, explica a Lusa la investigadora Maria José Sá y una de las autoras del estudio.

La mayoría de los estudiantes pagan entre 200 y 400 euros de alquiler mensual, pero hay quienes gastan 600 euros en alojamiento, explicó la experta, lamentando que pocos tengan la suerte de conseguir una habitación en una residencia universitaria a precios asequibles.

"Las residencias universitarias no pueden responder al número de solicitudes de los estudiantes, que se destinan en primer lugar a los becarios", explicó Maria José Sá, en una entrevista concedida a Lusa.

El número de camas en las residencias universitarias ha ido aumentando, pero siguen siendo insuficientes, ya que sólo el 3% de los estudiantes que solicitan plaza consiguen una. El resultado: Los estudiantes restantes tienen que someterse a "alquileres de habitaciones a costes extremadamente elevados", destaca el estudio.

Luego están los gastos de alimentación, ya que la mayoría gasta entre 50 y 110 euros, pero también hay un número considerable de estudiantes que gastan más de 170 euros, sobre todo los desplazados y los extranjeros.

Como la mayoría vive cerca de las escuelas, los gastos de transporte no son muy significativos, siendo el transporte público el medio más utilizado.

Sin embargo, estos gastos también incluyen las facturas de agua, luz e internet y, en total, es normal tener facturas mensuales "que llegan a rozar los mil euros", advierte el investigador.

"Una familia con dos hijos estudiando en la enseñanza superior se hace insostenible", sobre todo porque las familias siguen siendo las que más facturas pagan.

Dos de cada tres estudiantes (66,5%) dependen económicamente de sus familias para cursar estudios superiores, siendo las becas la segunda fuente principal de financiación, considerada insuficiente para cubrir las necesidades de la población estudiantil desplazada, según el estudio.

"Muchos arrendadores no emiten recibos y, por tanto, los estudiantes no pueden acceder a ayudas como el complemento de alojamiento", destacó Alberto Amaral, coordinador científico del Consejo Asesor de Edulog.

Por ello, los investigadores recomiendan que el programa de residencias universitarias se ponga en marcha con mayor rapidez, de modo que haya muchas más habitaciones disponibles a precios asequibles.

Además de crear más alojamientos subvencionados, los investigadores recomiendan un aumento de las becas y una revisión de los criterios de elegibilidad, según el estudio elaborado en el marco de un proyecto de investigación del Centro de Investigación de Políticas de Enseñanza Superior (CIPES), apoyado por Edulog, el think tank de Educación de la Fundación Belmiro de Azevedo.

Los investigadores también recomiendan aumentar la financiación estatal de las IES y proporcionar financiación directa a los estudiantes.

Maria José Sá destacó que el estudio retrata la realidad de las regiones de Lisboa y Oporto, donde se encuentran la mayoría de las instituciones de enseñanza superior y más de la mitad de los estudiantes que cursan estudios superiores, y que en el resto del país el escenario será diferente.