En Portugal, el 95% de los jóvenes de entre 15 y 24 años seguían viviendo con sus padres el año pasado. Es el cuarto valor más alto de la Unión Europea y, si se compara con la realidad del país hace dos décadas (en 2004, era sólo del 86%), se traduce en "un camino más difícil hacia la independencia".

Las conclusiones figuran en un informe de Pordata que traza un retrato de los jóvenes, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra entre el martes y el domingo en Lisboa. Por término medio, los jóvenes no pueden salir de casa de sus padres hasta los 30 años.

"Hay varios factores que lo explican", dijo a Lusa el presidente del Consejo de Administración y del Comité Ejecutivo de la Fundación Francisco Manuel dos Santos(FFMS), refiriéndose, como ejemplo, a las condiciones de trabajo de los jóvenes en Portugal.

Según los datos, seis de cada 10 jóvenes empleados tienen relaciones laborales precarias -una realidad que afecta al 14% de los trabajadores de entre 25 y 64 años- y cerca de la mitad afirma estar en esta situación porque no encuentra trabajo fijo.

Portugal es el 5º país de la Unión Europea con mayor proporción de jóvenes con vínculos laborales precarios y ocupa el 7º lugar en cuanto a las tasas más elevadas de desempleo juvenil, que afecta a uno de cada cinco. El informe también identifica un número significativo de jóvenes (casi el 25%) en situación de pobreza o exclusión social.

Por otro lado, Gonçalo Saraiva Matias menciona la cuestión de la vivienda como factor explicativo y recuerda un estudio divulgado el jueves por la FFMS, que confirma la subida del precio de la vivienda.

"En la última década, ha habido un aumento muy grande de los precios de la vivienda y una disminución de la oferta. Ante un escenario de empleos precarios, mal pagados, y un aumento muy grande del precio de la vivienda, es evidente que aumenta el número de jóvenes que viven con sus padres y disminuye la capacidad de los jóvenes para irse pronto de casa", explica.