"El enfoque de Portugal está en consonancia con un cambio general [de política] en la Unión Europea", argumentó el autor del libro "La puerta a China".

"No veo nada antagónico entre Portugal y China o entre China y Portugal", afirmó. "La base política es reducir los riesgos. Este es el nuevo paradigma de la Unión Europea. Hay diferencias en la forma en que cada país europeo lo interpreta, pero la dirección está clara", destacó.

China se ha convertido, en la última década, en el cuarto mayor inversor extranjero directo en Portugal. Las empresas chinas, tanto estatales como privadas, ocupan una posición global valorada en 11.200 millones de euros en la economía portuguesa, según el Banco de Portugal(BdP). Las inversiones abarcan los sectores de la energía, la banca, los seguros o la sanidad.

En 2018, ambos países firmaron un memorando de entendimiento sobre la iniciativa "Belt and Road", un megaproyecto de infraestructuras lanzado por Pekín que pretende expandir su influencia global mediante la construcción de puertos, líneas ferroviarias o autopistas.

Alejarse

"Ahora, el Gobierno del primer ministro António Costa ha vuelto silenciosamente al consenso del Atlántico Norte y se ha alejado de la relación anteriormente íntima con Pekín", señaló Sheridan, en un artículo publicado por el think tank Center for European Policy. Análisis.

"Portugal da prioridad a la OTAN y se vio animado a cambiar de rumbo por una amplia y activa embajada de Estados Unidos en Lisboa", señaló.

Un órgano consultivo del Gobierno portugués deliberó, el pasado mes de mayo, sobre la exclusión de facto de las empresas chinas del desarrollo de redes de quinta generación (5G). La decisión es la "más extrema" entre todos los países europeos, según subrayaron esta semana a la agencia Lusa responsables del grupo tecnológico chino Huawei.

La ausencia de visitas de altos cargos del Gobierno portugués al país asiático, que hasta la pandemia del Covid-19 se producían casi mensualmente, también parece señalar un distanciamiento en las relaciones. La reapertura de las fronteras chinas el pasado enero dio lugar a una intensa agenda diplomática en Pekín, con la visita de decenas de jefes de Estado y de Gobierno o ministros de países extranjeros.

El Secretario de Estado de Turismo, Comercio y Servicios, Nuno Fazenda, rompió el paréntesis esta semana, pero no fue más allá de Guangdong, en el extremo sureste de China, donde se reunió con un vicegobernador de la provincia.

El periodista, que pasó 20 años como corresponsal en Extremo Oriente, advirtió, sin embargo, de la adopción de medidas de represalia por parte de China en situaciones de proteccionismo o de exclusión de proveedores chinos de la red 5G.

"El Gobierno [chino] es experto e inteligente en el desarrollo de contramedidas y dispone de un conjunto de herramientas que puede utilizar", explicó.

Sheridan consideró que la "tradición e historia" de Portugal con China son una "gran ventaja", porque los responsables portugueses "mantienen cierta memoria institucional" y "tienen un sentido cultural y social de cómo piensa China y cuáles son sus tradiciones políticas".

Destacó el "vínculo" creado por Macao, donde la presencia portuguesa se remonta al siglo XVI. La transferencia de la soberanía de Macao a China tuvo lugar en 1999, en un acuerdo "visto por Pekín como un ejemplo de cooperación y beneficio mutuo".

"Portugal aporta mucho institucionalmente en Europa", señaló Sheridan.

"Las relaciones entre países son siempre transaccionales y realistas", dijo. "Hay que tenerlo en cuenta".