"Llegar a un país nuevo es como el primer día de colegio, emocionante pero con los nervios de punta", dice Herman, austriaco expatriado en Portugal. "Encontrar mi comunidad convirtió esa ansiedad en anticipación".

En un mundo en el que la búsqueda de una vida mejor y más plena a menudo significa subirse a un avión rumbo a un país situado a miles de kilómetros de distancia, la importancia de la comunidad nunca ha sido tan profunda, sobre todo para nosotros, los expatriados. Los seres humanos somos criaturas intrínsecamente sociales, y cada fibra de nuestro ser anhela la conexión. La cruda realidad, avalada por montañas de investigaciones, es que el aislamiento puede ser tan mortal como el hábito de fumar mucho o una afición desenfrenada a la botella.

Imagínese, si quiere, un 32% más de riesgo de sufrir un derrame cerebral por el mero hecho de sentirse desconectado, como sugieren los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Los investigadores de Harvard han llegado a relacionar la soledad con la mortalidad prematura, la depresión y una serie de compañeros de fatigas como las enfermedades cardiacas y el abuso de sustancias. Y nosotros que pensábamos que un poco de soledad nos vendría bien.

Larealidad del aislamiento "Después de mudarme a Boliqueime, el silencio era ensordecedor", recuerda María, una jubilada de Manchester. "Descubrí que encontrar a tu tribu en el extranjero no es una mera experiencia social: es una necesidad vital, tan esencial como nuestros números de NIF o la obtención de un visado D7". Este sentimiento es compartido por innumerables expatriados en Portugal, donde crear una nueva red social es tanto un reto como una necesidad.

Elpoder de las conexiones casuales "Charlar con desconocidos en el café local de Silves cambió mi semana más veces de las que puedo contar", dice Tom, un diseñador gráfico estadounidense. Robert Waldinger, que dirige el estudio más largo de Harvard sobre la felicidad humana, lo corrobora, señalando que "hablar con extraños puede hacernos más felices". En los días más oscuros de la pandemia, cuando el mundo parecía acurrucarse lejos de los demás, los entendidos hacían sonar las alarmas sobre las nefastas consecuencias para la salud de la soledad aguda.

Crearredes desde cero "Crear una comunidad desde cero fue desalentador", admite Angie, sumiller de Dublín. "Pero cada comida compartida (maridada con exquisitas botellas de vino portugués) y cada mano amiga nos unió más". Para los expatriados, estas comunidades se convierten en salvavidas que ofrecen el calor, la ayuda y el compañerismo esenciales no sólo para sobrevivir, sino para prosperar en un país extranjero. Nos recuerdan que, incluso a miles de kilómetros de nuestros países de origen, no estamos solos; tendiendo la mano y conectando con los demás, podemos encontrar o crear un sentimiento de hogar, sin importar en qué parte del mundo nos encontremos.

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Pues bien, esta situación nos brinda una oportunidad de oro. Es la oportunidad de construir nuestras propias comunidades y encontrar nuestra tribu en este vasto mundo. Mi viaje personal, como el de muchos de ustedes, ha sido un testimonio del poder de la comunidad. Cuando mi familia se instaló en su nueva escuela y en su nuevo entorno, me di cuenta de que anhelaba la compañía de mujeres profesionales con ideas afines y una mentalidad de crecimiento, mujeres con las que pudiera hablar no solo de los retos empresariales, sino también de la crianza de los hijos, el bienestar o los objetivos de la vida. Al no encontrar un grupo que se ajustara a mis necesidades, tomé la iniciativa de crear uno desde cero: la Red de Mujeres del Algarve. También me he unido a Algarve Evolution para profundizar en mi conocimiento de la tecnología y rodearme de una comunidad inspiradora de personas dedicadas a fomentar la innovación y el crecimiento en la región. Women of Loulé ha sido mi salvavidas social, ya que ofrece talleres y eventos de aventura, desde parapente hasta clases de cocina y tirolina desde España hasta Portugal.

Permítanme decirles que la idea de que la comunidad es la panacea para todos nuestros males no es exagerada. Claro que no es la única respuesta, pero considérela un ingrediente vital del elixir de la vida. Está a la altura del amor, la pasión y la determinación. Muchos de nosotros vagamos por la vida sin el conjunto completo, pero una pizca de comunidad puede hacer que el viaje sea más llevadero.

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Incluso para los que nos deleitamos en la soledad, el calor de una comunidad, el sentido de pertenencia, puede ser la diferencia entre simplemente sobrevivir y prosperar de verdad. Recuerdo las palabras de mi madre cuando le dije que había cofundado la Red de Mujeres del Algarve. Dijo con gran tristeza: "Nunca encontré mi tribu". Y me sorprendió lo universal que es ese anhelo: encontrar gente que nos entienda, que nos acoja en un redil.

La belleza de la vida de los expatriados es que nos sumerge en un crisol de culturas, orígenes y experiencias. Aquí, en esta hermosa mezcla caótica, tenemos la oportunidad de crear algo verdaderamente especial: una comunidad que trasciende las fronteras geográficas y las diferencias culturales.

En conclusión, compañeros trotamundos, la búsqueda de la comunidad no es sólo una búsqueda de la supervivencia, es un viaje para encontrar un hogar lejos del hogar. Se trata de encontrar tu tribu en los lugares más insospechados y darte cuenta de que, estés donde estés en el mundo, nunca estás realmente solo. Por nosotros, los aventureros, los soñadores, los creadores de comunidades. Por encontrar nuestra tribu y, al hacerlo, descubrirnos a nosotros mismos.


Author

I am an advocate for community development and a champion for women's empowerment. My passion lies in leadership and innovation, and I am dedicated to using my voice and influence to nurture robust, entrepreneurial communities throughout Portugal. My mission is to cultivate a vibrant community of changemakers who are committed to pursuing their dreams and making a significant impact in their new country of residence. 

A multi-award-winning entrepreneur | Bestselling Author | Co-founder of Algarve Women’s Network

Kamila Laura Sitwell