Una prístina estatua de mármol del dios mensajero Hermes, quizá enterrada para protegerla de unos romanos cristianizados demasiado entusiastas, fue localizada en las cloacas de Heraclea Sintica, un antiguo yacimiento menos conocido cerca de la frontera con Grecia.

La región fronteriza greco-búlgara fue el emplazamiento del reino macedonio de Filipo II y Alejandro Magno, y se cree que Filipo II construyó Heraclea Sintica. Según el equipo de excavadores, la estatua es una de las más bellas jamás encontradas en Bulgaria.