Portugal avanza en la transición energética, pero no consigue atraer las ventajas competitivas necesarias para reindustrializar el país, afirma Mckinsey. El éxito del proceso de reindustrialización ecológica podría representar un aumento del 15% del Producto Interior Bruto (PIB) de aquí a 2030, calcula la consultora.
Estas conclusiones se compartieron en el marco del lanzamiento del Índice de Industrialización y Transición Energética (IETI) de Mckinsey, que se actualizará cada seis meses.
"Portugal podría estar a la vanguardia de la reindustrialización de Europa", ya que "tiene un potencial gigantesco como nunca ha tenido en los últimos años", afirmó André Anacleto, socio de Mckinsey, en la presentación del índice. Una de las principales ventajas es el coste de la energía: Portugal tiene capacidad para producir energía limpia un 20% más barata que la media europea, según un informe de ECO.
Así, la transición energética, si se utiliza para reindustrializar la economía, podría representar un salto del 15% del PIB en 2030, en comparación con 2022, calcula la consultora. En el mismo escenario, las exportaciones deberían aumentar un 20% y podrían crearse 300.000 empleos, 60.000 de ellos cualificados. "Si no avanzamos con decisión, nos estamos quedando atrás a la hora de aprovechar la oportunidad", afirmó André Anacleto.
El peso actual de la industria en la economía es del 13,6% (datos de 2023), más de dos puntos porcentuales por debajo de la media de la UE y "bastante lejos" del 19% de 1996. Eso, aunque la inversión en activos fijos industriales ha crecido paulatinamente desde 2013 y un 14% solo en 2022, hasta alcanzar los 12.000 millones.
Mckinsey señala la oportunidad de invertir en algunos sectores emergentes, como los vehículos eléctricos, las baterías e incluso el acero verde.
Lo que frena a la industria portuguesa es la falta de inversión en investigación y desarrollo, "esencial" para "mantener la competitividad". En Portugal, la inversión en I+D creció sólo 0,3 puntos porcentuales en la última década (alcanzando el 1,7% del PIB en 2022) y sigue por debajo del objetivo europeo del 3%.