La idea de morder un escarabajo o crujir un grillo me da escalofríos, y la idea de que haya bichos en el mismo armario en el que está mi comida me da asco. En serio, ¿por qué querría alguien comérselos? Una vez estuve en Hong Kong y vi a la venta piruletas con grillos muertos dentro. ¿Quién demonios se comería eso?


Lo bueno, lo malo y lo raro.

Pues bien, es más común de lo que se piensa, y se dice que no hay que desechar la idea hasta darle una pensada a este alimento. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, unos 2.000 millones de personas de distintas etnias en todo el mundo ya comen insectos para complementar su dieta. Esta práctica se conoce como entomofagia. Se dice que consumir bichos ayuda a abordar los acuciantes problemas de la escasez de alimentos, ya que la población mundial podría crecer hasta los 9.800 millones en 2050, según la ONU. Los insectos pueden aportar nutrientes, con un alto contenido en proteínas, grasas y minerales.

En las culturas occidentales, la práctica de comer insectos ha empezado a popularizarse un poco más en la última década, ya que en todo el mundo se consideran comestibles más de 1.900 especies de insectos, siendo los escarabajos los más comunes, seguidos de orugas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, langostas y grillos. Se supone que los platos con insectos son cada vez más populares, ya que aparecen en los sitios de moda de todo el mundo (no para mí, gracias).


Superpoderes

Desde el punto de vista nutricional, se dice que favorecen el buen funcionamiento del aparato digestivo, tienen un alto contenido en proteínas y están repletos de vitaminas y aminoácidos: potencialmente son un superalimento. En comparación con nuestras fuentes de proteínas habituales, consumen menos agua, requieren menos alimentos y liberan 2000 veces menos gases de efecto invernadero que las fuentes de proteínas convencionales. Bastante impresionante.


Sabroso

En 2020, un grupo de estudiantes universitarios participó en una prueba de sabor de brownies hechos con harina de grillo o con harina de trigo, para evaluar las actitudes hacia los insectos como alimento. Curiosamente, el estudio reveló que los estudiantes preferían los de harina de grillo a los de harina de trigo, pero no podían distinguir entre ambos. También descubrí que, aunque la carne de vacuno suele considerarse una excelente fuente de proteínas y otros nutrientes valiosos, 100 gramos de carne de vacuno aportan aproximadamente la misma cantidad de proteínas que 100 gramos de grillos.

Hay que admitir que comer insectos debe ser eficiente en cuanto a recursos. Producir sólo 1 kg de carne de vacuno también afecta a nuestros recursos: al parecer, el proceso requiere una media de unos 15 litros de agua, además del agua necesaria para cultivar los alimentos que se comerá el ganado. Criar 1 kilo de gusanos de la harina consume unos 4 litros, 9 litros menos que cada kilo de carne de vacuno.

Granjas de bichos


Sí, existen muchas granjas donde se crían diversos bichos tanto para el ganado como para el consumo humano. Cada año se crían más de un billón de insectos, ya sea para alimento, medicinas tradicionales o incluso ropa (seda, por ejemplo). Probablemente se consuman más insectos de una forma u otra en un solo año que todos los seres humanos que han existido: grillos, abejas, cucarachas, mariquitas... y más. Aunque no son estrictamente insectos, sino gasterópodos, los caracoles se crían en Portugal para el consumo humano.

Sin embargo, la cría de insectos es ignorada por la población en general, sobre todo en Occidente. El consumidor medio probablemente no piensa en la sostenibilidad ni en los procesos que subyacen a la industria de la cría de insectos, por no hablar de la ética. Los que sí se preocupan pueden estar seguros de que los insectos de granja viven sin miedo a los depredadores ni a pasar hambre. El bienestar de los insectos es convenientemente fácil: mientras que las condiciones de hacinamiento, calor y suciedad de las granjas industriales son crueles para los vertebrados, son ideales para insectos como los gusanos de la harina, que prosperan cuando están hacinados.


Abre la mente y abre la boca

Así que siéntete libre de disfrutar de tu tableta de chocolate con cobertura de gusano de la harina, o de la sopa de huevo de hormiga. Sólo tienes que superar el factor asco.


Author

Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man. 

Marilyn Sheridan