¿Cuántas veces oíste esto de niño? A mí siempre me pareció un poco irracional, pero es un mantra paterno frustrado a la hora de responder a las eternas preguntas cuando se enseñan cosas a los jóvenes a medida que crecen. Es una admonición para decir no me imites sino obedece mis instrucciones.

No toques eso

¿Recuerdas cuando de niño te decían que no hicieras algo y te entraban unas ganas irrefrenables de hacerlo? No toques eso, está caliente', pero tenías que probártelo a ti mismo, y probablemente acababas con una ampolla de quemadura. Apuesto a que en todo el mundo hay huellas de niños grabadas para siempre en puertas, suelos o ventanas.

Mi marido cuenta que de niño su padre le dijo: "Ten cuidado de que no te muerda la rata inalámbrica", cuando estaba cambiando las válvulas de la radio (para los que sean demasiado jóvenes para saberlo, las radios antiguas tenían válvulas para controlar el flujo de corriente eléctrica) y, por supuesto, no pudo mantener los dedos fuera y acabó recibiendo una descarga eléctrica por su desobediencia.Su hermano pequeño fue igual de malo: como le habían dicho que apagara la luz y se fuera a dormir, estaba leyendo tebeos a escondidas en la cama a la luz de una pequeña vela que había encontrado, y cuando oyó que su padre volvía a subir las escaleras, empujó a toda prisa la vela aún encendida hacia el espacio entre el suelo y la cama, y consiguió prender fuego al colchón.

No hagas eso

Recuerdo que cuando tenía unos cuatro años, antes de salir a jugar, me dijeron que no fuera más allá del final de la carretera (para que mi madre pudiera vigilarme), así que ¿qué fue lo primero que hice? Bajar hasta el final de la carretera, doblar la esquina, subir la cuesta y subirme al primer árbol que encontré. Desgraciadamente, me enganché de los tirantes del peto (sí, era una marimacho) y quedé colgando como un piloto de guerra abatido colgado de las correas del paracaídas, y le dije a mi pequeño acompañante en términos inequívocos que corriera a casa y le confesara a mi madre dónde estaba, ya que necesitaba ayuda. Me metí en un buen lío, como podéis imaginar, pero recuerdo una sonrisa ladina en su cara cuando pensó que no estaba mirando mientras me rescataba.

Parece que la rebeldía en los niños es un problema común, sobre todo en los más pequeños y en particular en los adolescentes, que no siempre se dan cuenta de que puede haber consecuencias. Es una parte normal de su desarrollo y puede expresarse en comportamientos como contestar o desobedecer a los padres, profesores y otros adultos, cuando intentan establecer sus propios límites.También puede deberse a expectativas poco razonables de los padres, o estar relacionado con el temperamento del niño, o con problemas escolares, estrés familiar o conflictos entre los padres. No nos gusta, pero lamentablemente la mayoría de nosotros lo experimentamos, y depende de nosotros intentar solucionarlo.

Consecuencias

Disciplinar bien a los hijos requiere sabiduría, coherencia y empatía. También ayuda tener sentido del humor, mucho amor y mucha paciencia. Es aconsejable establecer normas y utilizar las consecuencias para hacerlas cumplir. Habrá ocasiones en las que tendrás que mezclar un poco de creatividad con las consecuencias: por ejemplo, por dejar la ropa en el suelo cuando se les ha dicho que la guarden; para los niños más pequeños, el cesto de la ropa sucia está hambriento de ropa cada noche antes de la hora del cuento o de irse a la cama; para los niños más mayores, haz la petición y luego sigue con una sola palabra, "ropa", o simplemente señálala. Cada niño es diferente: no hay reglas fijas, como le dirá cualquier padre.

Un buen consejo es reforzar el comportamiento deseable, elogiar el comportamiento positivo y "pillar a los niños portándose bien". Evita regañar y amenazar sin consecuencias. No grites ni utilices el castigo físico.

Pero yo qué sé, no soy especialista en comportamiento infantil, ¡pero he conseguido crecer y tener mis propios hijos bien adaptados!


Author

Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man. 

Marilyn Sheridan