"La diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 13,1%, por encima de la media europea, que se sitúa en el 12,7%", destaca Michael Page, en una nota enviada a las redacciones.

Sin embargo, Portugal "no está entre los países con mayores desigualdades de Europa", destaca la empresa de recursos humanos.

En Estonia y Letonia, por ejemplo, la diferencia salarial entre hombres y mujeres supera el 20%.

En cuanto a los principales factores que todavía contribuyen a la desigualdad entre mujeres y hombres, Michael Page identifica la falta de transparencia en las políticas salariales, las políticas laborales poco inclusivas o poco favorables a la familia y "una contratación que no siempre se orienta de forma imparcial".

"Además de las medidas legislativas, la respuesta a estos factores depende, entre otros aspectos, de las empresas, que pueden avanzar significativamente en la eliminación de la brecha salarial de género, cambiando la cultura corporativa y creando un entorno más equitativo", insta el especialista en recursos humanos.

En cuanto a las políticas que pueden aplicar los empresarios, sugieren, en particular, programas de desarrollo profesional y formación para promover el ascenso de las mujeres a puestos de liderazgo, así como programas de tutoría, análisis detallados de la equidad salarial interna en diversas funciones, horarios de trabajo flexibles y procesos de contratación basados exclusivamente en las competencias y cualificaciones de los candidatos, sin tener en cuenta el género.

"Implantar procesos de contratación imparciales, como entrevistas a ciegas o sistemas de evaluación estandarizados, permite a las empresas garantizar que las decisiones se toman de forma justa, promoviendo la igualdad de oportunidades desde el principio del proceso", explica Michael Page.

La empresa también advierte de que la brecha salarial no afecta a todas las mujeres de la misma manera.

La edad, la paternidad, la discapacidad, la etnia y la religión tienden a amplificar las desigualdades, señala Michael Page. En cuanto a la paternidad, el trabajo que le valió el Premio Nobel de Economía a la economista Claudia Goldin demostró precisamente que el grueso de las diferencias salariales se produce con el nacimiento del primer hijo.

Los datos revelan que, mientras que para los hombres ser padre supone un aumento de los ingresos -es la llamada "ventaja de la paternidad"-, para las mujeres ser madre significa más responsabilidades familiares, más interrupciones de la carrera profesional y, además, una mayor desventaja salarial -es la "penalización de la maternidad"-.