Comisaria y cofundadora de dpr-barcelona, editorial-estudio de investigación y práctica arquitectónica, e investigadora en el departamento de arquitectura de la Universidad ETH Zürich, Ethel Baraona Pohl se encuentra en Lisboa para participar en el festival "Una revolución como ésta - lucha y ficción: la cuestión de la vivienda", promovido por el Goethe-Institut Portugal.
En declaraciones a Lusa, la investigadora de origen salvadoreño residente en Barcelona cree que el anterior gobierno portugués (PS) "hizo cosas buenas" y que Lisboa tiene "gente buena investigando y debatiendo".
"Espero que Lisboa haya superado ya el periodo extremo que ha vivido Barcelona en los últimos años", afirma, señalando que la ciudad catalana ha sufrido el impacto de "políticas que promovían el turismo de masas o que sólo pretendían generar dinero".
Sin embargo, en los últimos ocho años, "se han adoptado muchas regulaciones para los alojamientos locales y la ciudad está un poco más tranquila", señala. "Lo que hace falta es equilibrio y regulación", señala, subrayando que las soluciones tienen que ser políticas y que "los arquitectos y urbanistas sólo pueden ayudar un poco".
Sólo la regulación garantizará que "los alquileres no aumenten excesivamente, que los negocios no se centren únicamente en servir a los turistas y que los precios estén a un nivel en el que la gente local pueda tomarse un café o una cerveza", opina.
Ethel Baraona Pohl se ha centrado en la vivienda inclusiva, para grupos más vulnerables. "Todavía hay muchas dificultades, pero están surgiendo buenas prácticas", afirma, reconociendo que "no es fácil" responder a las distintas capas de exclusión. La investigadora aboga por la creación de "un espacio específico" para estos colectivos -mujeres, mayores, personas racializadas, lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queers- donde se sientan "más seguros", lo que facilitará después las relaciones con otras comunidades.
"No es fácil crear rápidamente viviendas inclusivas para todos", reconoce, y añade que es necesario "trabajar con las comunidades para entender sus necesidades".
En Barcelona, en los últimos seis años, ha habido "algunos proyectos de vivienda cooperativa centrados en diferentes grupos de población que están funcionando bastante bien".
También ayuda -subraya- que "los arquitectos más jóvenes son más sensibles y aún no están involucrados en la dinámica del mercado".