El satélite, lanzado a la órbita terrestre en 2018, tenía una misión de cinco años, dos más de los previstos en el plan original, con la intención de ayudar a los expertos a mejorar sus modelos climáticos y previsiones meteorológicas.

Es la primera vez que la ESA ejecuta una reentrada asistida de un satélite al final de su vida útil.

El combustible restante en Aeolus, cuyos componentes han sido construidos por empresas portuguesas, se utilizará para dirigirse a sí mismo para reentrar en la atmósfera.

Cuando Aeolus se encuentre a 80 kilómetros de la superficie terrestre, gran parte del satélite arderá, aunque algunos fragmentos podrán alcanzar el planeta.

La ESA, de la que Portugal es estado miembro, asegura que el riesgo de que la basura espacial golpee a alguien es casi tres veces menor que el del impacto de un meteorito.

La reentrada de Aeolus en la Tierra se completará el viernes, cuando un equipo del centro de operaciones espaciales de la ESA, en Alemania, guíe lo que queda de la máquina hasta el centro del océano Atlántico, lo más lejos posible de tierra firme.