¿Te has dado cuenta de que, a la hora de elegir música, a veces eliges algo fuerte y alegre, y luego esa misma música te irrita y te pone de los nervios? En otras ocasiones buscas algo calmante y relajante, pero puede que no sea suficiente "música" para el estado de ánimo en el que te encuentras. A veces son necesarias varias opciones para encontrar la que más te apetece.

Música para estados de ánimo

La música puede tener un profundo efecto tanto en las emociones como en el cuerpo. La música más rápida puede hacer que te sientas más alerta y te concentres mejor, y puede hacerte sentir más optimista y positivo ante la vida, quizá motivándote para olvidarte de una tarea en la que estás trabajando, o de un trabajo aburrido que necesita algo de distracción.

Un ritmo más lento puede aquietar la mente y relajar los músculos, aliviando al mismo tiempo el estrés del día, e inducir una respuesta de relajación en el cuerpo, disminuyendo el ritmo cardíaco y la presión arterial para que el sistema cardiovascular encuentre el equilibrio. Todo esto lo saben muy bien los que trabajan en spas: no hay nada más relajante que la música "zen" de fondo, suave y rítmica, que calma los nervios de la vida cotidiana.

Datos técnicos sobre la música

Al parecer, 432 Hz es la frecuencia científica que beneficiaría a todo el planeta y a toda la humanidad que vive en él. Los

resultados de las investigaciones actuales también indican que la música de 60 pulsaciones por minuto puede hacer que el cerebro se sincronice con el ritmo, provocando ondas cerebrales alfa (frecuencias de 8 a 14 hercios o ciclos por segundo). Esta onda cerebral alfa es la que está presente cuando estamos relajados y conscientes. Para inducir el sueño (una onda cerebral delta de 5 hercios), una persona puede necesitar dedicar al menos 45 minutos, en posición relajada, a escuchar música tranquilizadora.

En pocas palabras, la música alegre y optimista hace que nuestro cerebro produzca sustancias químicas como la dopamina y la serotonina, que evocan sentimientos de alegría, mientras que la música calmante disminuye el cortisol (hormona del estrés) y relaja la mente y el cuerpo.

¿Y si no ponemos nada de música?

Una forma de relajarse es recurrir a la privación sensorial. En lugar de poner la música, te aíslan de todo sonido. Flotar en silencio en un tanque lleno de agua muy salada es lo que se conoce como REST (Restricted Environmental Stimulation Therapy, terapia de estimulación ambiental restringida) y se hace en una habitación oscura e insonorizada. Al parecer, favorece la relajación, mejora el sueño y disminuye el estrés, la ansiedad y el dolor (aunque, personalmente, lo encontraría un poco claustrofóbico, por no decir otra cosa). Si le interesa, es fácil encontrar un tanque de privación sensorial: algunos balnearios de Portugal también los tienen, y los centros de flotación y balnearios que ofrecen esta terapia están por todo el mundo

. El

funcionamiento es el siguiente: el agua del tanque se calienta a la temperatura de la piel y está casi saturada de sal de Epsom, lo que proporciona una gran flotabilidad y facilita la flotación. Se entra en el tanque "en cueros" y, cuando se cierra la tapa o la puerta, se interrumpe el contacto visual y acústico. El

primer tanque fue diseñado en 1954 por John C. Lilly, médico y neurocientífico estadounidense, para estudiar los orígenes de la conciencia aislando todos los estímulos externos.

Créditos: envato elements;

En los años setenta se crearon tanques de flotación comerciales y empezaron a estudiarse sus posibles beneficios para la salud. Su aumento de popularidad puede deberse en parte a las pruebas científicas, y los estudios sugieren que flotar en un tanque de privación sensorial puede tener algunos beneficios incluso en personas sanas.

Si la música es el alimento del amor, ¡a jugar!

Esta es la primera frase de la comedia "Noche de Reyes", de William Shakespeare, y una de las más conocidas de todas sus obras dramáticas, que significa literalmente "alimento para el alma". Así que, enciéndela o apágala, lo que más te guste.


Author

Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man. 

Marilyn Sheridan