Más de 400 niños ya se han beneficiado del proyecto Mata do Pópulo, creado hace un año en un espacio privado de 2.000 metros cuadrados en São Miguel (Azores), aprendiendo a jugar de nuevo al aire libre para reducir su dependencia de las pantallas. Situada en la parroquia de Livramento, Mata do Pópulo es una zona de juegos donde los niños pueden aprender sobre la flora y la fauna de la isla de São Miguel.
La dirección de Mata do Pópulo corre a cargo de Telma Miragaia y Marco Martins, nacidos en el continente, que decidieron vivir en las Azores por influencia del proyecto Tribo Terra - Escola da Floresta, en Ovar. "Nuestro objetivo es que los niños vuelvan a jugar fuera, al aire libre, en contacto con la naturaleza, y dejen de estar sentados inmóviles frente a pantallas. Muchos de ellos llegan al bosque y no saben qué hacer, porque están muy acostumbrados a los ordenadores", afirma Telma Miragaia.
Telma Miragaia, médico y una de las responsables del proyecto, declaró a Lusa que "es posible volver a jugar al aire libre como antes". Mata do Pópulo es un proyecto que permite a los niños jugar libremente en la naturaleza, explorando la cocina de barro y el arenero, construyendo refugios y cabañas, y recibiendo su dosis de vitamina N [Naturaleza]".
La pareja comenzó el proyecto de forma experimental en abril de 2023. Con la ayuda de monitores y la asistencia de los padres, Mata do Pópulo abrió al público el 16 de septiembre y celebró sesiones de dos horas los fines de semana. El proyecto sigue la metodología de la Escuela del Bosque de Portugal. Como ella misma describió, "se construyen entornos donde los niños pueden explorar y aprender, como una cocina de barro o un arenero. Después de estas actividades, los niños pueden jugar libremente en los columpios o en las cabañas".
"Como soy médico, mi objetivo es contribuir a cambiar el estilo de vida de los niños", subrayó, recordando que "las Azores tienen el mayor índice de obesidad infantil". Según ella, "cuando tenemos un hijo, y por eso creamos el proyecto Mata, queremos que viva la misma infancia feliz que tuvimos nosotros. En mi caso, en Guarda, y mi marido en Macedo de Cavaleiros. Jugamos en la calle toda nuestra infancia. Pero ahora es lo contrario, ya que los niños se pasan el día pegados a las pantallas. Y la sociedad todavía no ha visto la gravedad de la situación". Según Telma Miragaia, el proyecto ha tenido una buena acogida, incluso en varias escuelas privadas que pretenden trasladar las ideas al espacio escolar.