En abril, las autoridades del famoso destino italiano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, introdujeron una tasa de entrada con la esperanza de disuadir a algunos visitantes.

El sistema se diseñó para gestionar el flujo de turistas cuando el número de visitantes está en su punto álgido.

En los últimos dos meses y medio, casi 438.000 turistas han pagado la tasa de entrada, con lo que se han recaudado unos 2,19 millones de euros, según datos facilitados por la ciudad.