Dicen que el té es la bebida más consumida de la Tierra, después del agua. Varias tradiciones lo rodean, junto con diversas técnicas para servirlo. Mi peor pesadilla sería pedir té y que me dijeran: "Lo siento, el té ya no está en el menú, se ha extinguido". ¿Podremos -o debería decir podré- afrontar un futuro sin una taza de té?

Sea cual sea la estación del año, puede servirse caliente o frío, y ambos le levantarán el ánimo. Con un sinfín de variaciones y sabores, los beneficios del té van mucho más allá de refrescarnos, ya que cada vez conocemos más ingredientes con propiedades medicinales. En el pasado, el consumo de té tenía una historia de promoción de la salud en general, y la investigación moderna también ha establecido esta creencia. Diversos estudios han demostrado que el consumo de té puede ayudar a prevenir algunas enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, y se le atribuye la capacidad de estimular el sistema inmunitario y el metabolismo, así como de ayudar a perder peso. Yo, al menos, estoy a favor de esto último.

El origen de la taza de té

China es el mayor mercado mundial de té, seguido de India y Japón. Una de las muchas leyendas cuenta que la planta del té fue descubierta en el año 2737 a.C. por Shennong, un emperador chino al que, al parecer, le gustaba beber agua hervida. Un día, mientras descansaba bajo un arbusto de té silvestre, cayó accidentalmente una hoja muerta en el agua, lo que supuso la primera infusión de una hoja de té. Intrigado por la fragancia, el emperador tomó un sorbo y lo encontró muy refrescante, por lo que surgió el té. Así dicen.

Hay tantas leyendas sobre la historia de las plantas del té como colores diferentes: no menos de seis, incluidos los más populares: negro, verde y blanco; el oolong se incluye en su propia categoría de té, pero puede acabar teniendo más características de té negro o más de té verde, según la orientación del maestro del té. Todos se producen a partir de la misma planta de té, Camellia sinensis -u otro pariente cercano del género Camellia-, que tiene una larga vida y necesita climas frescos para su cultivo, pero la forma en que se cosecha influye en el producto resultante. Sólo se recogen las dos hojas superiores y el brote, pero obtiene sus características únicas tras la cosecha y durante su proceso de secado, con distintos niveles de oxidación.

Uno de los riesgos que amenazan la producción de té es el cambio climático (ya estamos otra vez con otra crisis mundial al acecho). La producción de té está en peligro por el aumento de las temperaturas, las sequías graves, las precipitaciones irregulares y otros fenómenos meteorológicos extremos, además de las plagas y enfermedades. Todos estos escenarios inciertos, entre otros, plantean riesgos para la producción de té en lugares concretos.

El cultivo del té ya se está viendo alterado por el cambio climático, y para hacer frente a las amenazas se necesita más que nunca una mayor concienciación y colaboración entre expertos y organizaciones. Los agricultores de las plantaciones de té quizá deberían contar con herramientas de gestión de riesgos para prepararse y hacer frente a estas amenazas y superar así las consecuencias previstas.

Créditos: envato elements; Autor: KriiRomakh;

Beneficios del té para la salud

Todos los tés contienen epigalocatequina-3-galato (EGCG), que puede ayudar contra los radicales libres que pueden contribuir al cáncer, las enfermedades cardíacas y la obstrucción de las arterias, pero todas estas afirmaciones necesitan más investigación sobre su eficacia. Todos los tés contienen cafeína y teanina, que afectan al cerebro y parecen aumentar la agudeza mental.

Los tés de frutas también son diferentes, y pueden elaborarse con hierbas, frutas, semillas o raíces remojadas en agua caliente, y tienen menores concentraciones de antioxidantes que otros tés, con composiciones químicas que varían mucho en función de la planta utilizada. Entre las variedades se encuentran el jengibre, el ginkgo biloba, el ginseng, el hibisco, el jazmín, la rosa mosqueta, la menta, la manzanilla, la equinácea y, sin duda, muchas más.

No parece que el té tenga ningún inconveniente, dicen los expertos. Es una gran alternativa al consumo de café y tiene menos cafeína, y está bastante comprobado que los compuestos del té son buenos para el corazón y pueden reducir el cáncer.

¿Dónde estaríamos sin el té? Yo sé dónde estaría: durmiendo en la cama.


Author

Marilyn writes regularly for The Portugal News, and has lived in the Algarve for some years. A dog-lover, she has lived in Ireland, UK, Bermuda and the Isle of Man. 

Marilyn Sheridan