De todos los efectos secundarios derivados de la quimioterapia, la alopecia es el que se considera más traumático, ya que induce estrés y ansiedad y tiene el mayor impacto en la imagen corporal y la autoestima del paciente. Un pequeño porcentaje de pacientes se plantea incluso rechazar el tratamiento de quimioterapia para evitar la alopecia.

Todos los cambios físicos, emocionales y psicosociales que sufre el paciente afectan inevitablemente a su calidad de vida y repercuten en su capacidad para afrontar todo el proceso de la enfermedad y el tratamiento.

El cabello se asocia, especialmente en las mujeres, con la feminidad, el atractivo y la personalidad, y su pérdida puede conducir a menudo al desarrollo de una imagen corporal negativa, a una disminución de la autoestima y de la confianza en uno mismo, lo que puede provocar ansiedad y depresión.

Además, los pacientes pueden desarrollar síntomas de depresión y ansiedad, incluso antes de experimentar la alopecia, teniendo en cuenta los estándares de belleza de la sociedad en la que están insertos. Actividades que antes serían sencillas, como hacer deporte al aire libre o ir al supermercado, se vuelven difíciles, ya que los pacientes temen ser identificados por su enfermedad.

Las intervenciones destinadas a minimizar el impacto de este efecto adverso son necesarias y deben desarrollarse. La crioterapia del cuero cabelludo es una de estas intervenciones, que ya es un procedimiento muy común y parte integrante de los cuidados, en la prevención y/o reducción de la alopecia inducida por la quimioterapia.

Para algunos, el mecanismo de funcionamiento de este procedimiento depende de dos procesos, por un lado, la vasoconstricción, que reduce el flujo sanguíneo en los folículos pilosos y limita la absorción del fármaco citotóxico en la zona, y por otro, una disminución del metabolismo de los folículos pilosos, lo que hace que los folículos sean menos susceptibles a la toxicidad de la quimioterapia.

Las pruebas disponibles hasta la fecha demuestran que la eficacia de la crioterapia del cuero cabelludo depende de varias variables, a saber, el uso de un casco de tamaño adecuado, el fármaco citotóxico utilizado y las características de la persona.

La crioterapia del cuero cabelludo es un procedimiento seguro y tolerable. Aunque algunas personas mencionan los dolores de cabeza y la sensación de frío como efectos indeseables. Es posible superar estos efectos con medidas de confort, como el uso de una manta o bolsa de agua caliente y la toma de analgésicos.

Es difícil proporcionar una estimación concreta sobre la eficacia de la conservación del cabello para cada persona o tratamiento individual, ya que el número de personas con el mismo tipo de cáncer y que reciben exactamente el mismo tratamiento es reducido. Además, la mayoría de los estudios presentan una población heterogénea en cuanto a sexo, edad y comorbilidades.

A pesar de las limitaciones, los estudios son unánimes en concluir que los pacientes que se benefician del casco de crioterapia conservan una mayor cantidad de pelo en comparación con los que no tienen esta posibilidad.

Este conocimiento permitirá a los profesionales de la salud, y especialmente a las enfermeras del campo de la oncología, desmontar mitos.

Este texto ha sido redactado por enfermeras del Servicio de Oncología del HPA Gambelas que ya cuentan con varios años de experiencia en esta técnica.

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