Sin embargo, el sonido de los dientes al rechinar no es la única característica de este movimiento involuntario e inconsciente que se produce durante el sueño. Apretar y castañear los dientes forma parte del problema y también puede manifestarse fuera del descanso nocturno. El bruxismo afecta por igual a hombres y mujeres, es menos frecuente entre las personas mayores y puede observarse ya en la infancia.

Se considera el tercer trastorno del sueño más frecuente, después del somniloquio (hablar mientras se duerme) y los ronquidos.

Cuando ocurre por la noche, se denomina bruxismo del sueño; cuando ocurre durante el día, se clasifica como bruxismo de vigilia. Se estima que la mayoría de los individuos presentarán este tipo de comportamiento en algún momento de su vida, pero sólo el 5% desarrollará esta afección. Hasta el momento, no existe cura para el bruxismo, pero los expertos garantizan que cuanto antes se realice el diagnóstico, mayores serán las posibilidades de controlarlo y prevenir sus complicaciones.

El bruxismo se manifiesta por una actividad muscular parafuncional (sin función) y repetitiva de la mandíbula, caracterizada por apretar, rechinar o chasquear los dientes.

El bruxismo puede ser primario; es el bruxismo idiopático, lo que significa que no hay una causa aparente para su aparición, o secundario; es el resultado de otras enfermedades como la parálisis cerebral, el coma y el uso de ciertos medicamentos o drogas.

Hasta la fecha, no se conocen del todo las causas del bruxismo. A pesar de ello, se sabe que puede estar relacionado con factores como el estrés (principalmente emocional), la herencia (los hijos de padres con bruxismo pueden presentar el mismo comportamiento en un 21% a 50% de los casos), el consumo de ciertos medicamentos o sustancias (agonistas y antagonistas dopaminérgicos, antidepresivos, alcohol, cocaína, anfetaminas), la dieta y la higiene del sueño. Además de estos factores, la bibliografía indica posibles asociaciones con la enfermedad de Parkinson, la distonía mandibular oral, el síndrome de Down y el dolor facial atípico.

La manifestación más común del bruxismo es el rechinar de dientes, que suele ser percibido por la pareja que duerme. Sin embargo, algunas personas pueden apretar los dientes o mover la mandíbula sin darse cuenta. Otros posibles signos o síntomas son dolor temporomandibular, dolor muscular (músculos masticatorios o cervicales), dolores de cabeza al despertarse por la mañana, hipersensibilidad dental, movilidad excesiva de los dientes, somnolencia y cansancio derivados de la mala calidad del sueño, hipertrofia del músculo masetero, disminución del flujo de saliva y dificultad para abrir la boca.

Los objetivos del tratamiento son eliminar los factores de riesgo y evitar que la situación empeore: uso de placas estabilizadoras, cambios de comportamiento e instrucciones de higiene del sueño. La principal complicación del bruxismo no tratado es el trastorno temporomandibular, que representa el 70% de los casos de esta afección, principalmente entre las mujeres. El tratamiento puede consistir en ejercicios específicos de fisioterapia.

En el caso de los niños, se aconseja a los padres y cuidadores que presten atención a la presión que ejercen sus hijos con la mandíbula. Si aprietan constantemente los dientes durante el día y se quejan de dolores de cabeza o tensión en la zona del cuello, suele ser el inicio del cuadro clínico.

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