En la parroquia de Furnas, São Miguel, uno de los puntos turísticos más importantes de la isla, donde las comidas se cocinan en las calderas volcánicas mediante calor geotérmico, los restaurantes consideran "muy grave" la falta de mano de obra.
"Es muy grave, realmente grave. Aquí la gente trabaja un día o dos y luego se va. No hay trabajadores para trabajar. Aquí la culpa es del Salario Mínimo", dijo a Lusa Ana Oliveira, propietaria de un restaurante en el centro de Furnas.
Según ella, la escasez de mano de obra "es universal" para todos los restaurantes del municipio de Povoação.
Por eso, la empresaria dijo que ya había ensayado una forma de sortear la situación: "Cerramos pronto a mediodía y por la noche. Los clientes se quejan, pero no se nos puede culpar por falta de personal".
El lunes anterior, el establecimiento había estado "completamente lleno", y la empresaria dijo que tuvo que "cerrar antes" porque la gente que tiene trabajando "no puede hacerlo todo".
En el caso de Dalisa Cardoso, propietaria de un restaurante en la isla de Terceira, la solución también fue reducir el horario de apertura a mediodía y por la noche.
"No es fácil encontrar trabajadores. Entiendo que el horario es difícil de cumplir, pero nadie de las islas ni del resto del mundo ha mostrado interés", admite a Lusa.
Según el empresario, hay contratados que acaban trabajando "uno o dos días y luego abandonan".
"Esto ocurre en el sector de la restauración y en gran parte de los servicios orientados al cliente. Está en casi todo, y luego apuestan por el turismo, y llega un punto de saturación, no hay gente suficiente para mantener todo en orden", se desahogó.
La misma opinión manifestó el empresario Filipe Cabral, propietario de un restaurante en Capelas, en la isla de São Miguel.
"Tenemos nuestro equipo, pero a menudo buscamos algunos trabajadores y es difícil. Lo que más pide la gente son trabajos de oficina", lamenta Filipe Cabral.
En Flores, Martin Stiner, propietario de un restaurante en la isla, afirmó que "es muy difícil encontrar un equipo" para asegurar el funcionamiento del establecimiento hasta septiembre.
"En realidad tenemos un buen equipo, pero fue muy difícil encontrarlo, nos falta gente motivada que tenga ganas de trabajar y experiencia" en el campo, compartió, asegurando que "no fue necesario" recurrir a mano de obra de otra isla.
Aún así, Martin Stiner tuvo que cerrar la terraza por falta de personal.
Otros empresarios de las Azores contaron a Lusa que habían superado la situación acudiendo a familiares en busca de ayuda.
Es el caso de Marcelo Costa, encargado de un restaurante en Ponta Delgada. "Somos 11 personas en el restaurante, cinco de las cuales son de mi familia. Así es más fácil hacer los horarios. Si no, tendríamos que cerrar antes", explica, señalando "la falta de mano de obra especializada", en concreto cocineros y camareros.
Yulia Chornomordenko, que gestiona la contratación en un restaurante de la isla de Faial, también admitió tener dificultades para contratar nuevos trabajadores, sobre todo después de la pandemia.
"Tenemos el equipo mínimo para garantizar el funcionamiento del restaurante. Lo que hicimos fue limitar el espacio, sobre todo en verano, cuando decidimos no abrir la terraza".