El estudio publicado el 9 de abril, dirigido por el Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Tsukuba (Japón), es un análisis de datos que añade que podría reducirse significativamente la prevalencia de discapacidades causadas por enfermedades relacionadas con la alimentación.

Las posibles muertes evitadas en todo el mundo estarían relacionadas con enfermedades coronarias y también se ahorrarían entre 8 y 15 millones de años de vida vividos con discapacidad, la mayoría concentrados en países de renta baja y media.

El pescado de forraje sólo puede sustituir a una fracción, en torno al ocho por ciento, de la carne roja mundial debido a su oferta limitada, pero podría aumentar el consumo mundial diario de pescado per cápita hasta acercarse al nivel recomendado, así como reducir en un dos por ciento las muertes por cáncer coronario e intestinal de aquí a 2050.

Adoptar este tipo de dieta sería "especialmente útil" para los países de renta baja y media, donde estos pescados son baratos y abundantes, y donde el número de cardiopatías en elevado.

La investigación publicada por BMH Global Health se basa en bases de datos sobre previsiones de carne roja para 2050 en 137 países y datos históricos sobre capturas de peces forrajeros en hábitats marinos.

Cada vez hay más pruebas que relacionan el consumo de carne roja y procesada con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, que representaron alrededor del 70 por ciento de todas las muertes en el mundo en 2019.

El estudio recordó que de estas muertes, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer de intestino representaron casi la mitad, el 44 por ciento, con las enfermedades coronarias encabezando la lista.

Los peces forrajeros marinos son ricos en ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga, cuya ingesta puede prevenir las cardiopatías coronarias, y abundan en calcio y vitamina B12.

Además, tienen la huella de carbono más baja de todos los recursos alimentarios animales.

En la actualidad, tres cuartas partes de las capturas, incluida una cantidad significativa capturada frente a las costas de países que sufren inseguridad alimentaria y malnutrición, se trituran para obtener harina y aceite de pescado, que se utilizan principalmente en piscifactorías para los países de renta alta.

Para los países sin litoral, el estudio indica que debe ampliarse la comercialización y el comercio mundial de peces forrajeros.