En un comunicado enviado a la agencia Lusa, la asociación conservacionista privada destaca que "según el Libro Rojo de los Mamíferos, el gato montés está en peligro de extinción en Portugal y se estima que hay menos de 100 individuos adultos, y éste es el primer registro confirmado para el Gran Valle del Côa, fuera de la Serra da Malcata, en más de 30 años".
"Cuando vi la primera foto de este gato, ¡casi salté de la silla! Es extremadamente raro encontrar gatos salvajes en Portugal y, en particular, en la región de Côa", afirma Pedro Ribeiro, biólogo de Rewilding Portugal implicado en el descubrimiento y citado en la nota de la asociación.
El gato montés se registró por primera vez mediante fototrampeo. Pero, como informa Pedro Ribeiro, "es muy difícil distinguir esta especie de un gato doméstico con fenotipo salvaje", por lo que, tras consultar a expertos del Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques(ICNF), se llevó a cabo un estudio sobre el terreno, donde fue posible encontrar excrementos.
Los rastros fueron enviados para análisis genético, como parte de la colaboración con el CIBIO-InBIO/BIOPOLIS de la Universidad de Oporto, en la que el grupo CONGEN, coordinado por Paulo Célio Alves, está desarrollando un estudio sobre la diversidad genética y el grado de hibridación del gato montés a nivel ibérico.
¡Excelentes noticias! Pela 1ª vez foi registado um gato-bravo numa área rewilding!
O1º registo confirmado para o Grande Vale do Côa, fora da Serra da Malcata, em mais de 30 anos, embora tenham existido algumas observações não confirmadas.
Rewilding Portugal (@RewildingPortug) 18 de julio de 2024
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"El análisis de marcadores moleculares de ADN nuclear permitió confirmar genéticamente que el animal era en realidad un gato salvaje, el primer registro en una de nuestras áreas de rewilding en el Gran Valle del Côa", destaca el biólogo.
Rewilding informa de que no es infrecuente fotografiar gatos domésticos y salvajes en el campo utilizando este tipo de cámara, ya que estos animales pueden vivir a decenas de kilómetros de los asentamientos humanos más cercanos, competir por el territorio con el gato salvaje autóctono e hibridarse con esta especie, diluyendo su genética salvaje.